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Estados Unidos enferma a México

Oscar Esquivel | 30/03/2023 | 23:40

Durante el surgimiento de las nuevas ideas políticas y económicas en el siglo XIX y las revoluciones del pensamiento adecuándose al modernismo de la revolución industrial, con miras a lograr una sociedad más justa e igualitaria, pensaríamos que todo sería bueno para construir con “bases ideológicas pragmáticas”, un mundo equitativo, donde la riqueza fuera distribuida de manera que todo ser humano contara con lo básico para vivir plenamente.
 
Marx, Engels, Saint-Simón, Lasalle solo algunos entre muchos precursores del comunismo y socialismo, que al final de cuentas, con el tiempo se ejerció como método de control económico y social, quedando algunos países como China, Vietnam etc.
 
Por otro lado, bajo el principio de generar felicidad a base de esfuerzo personal, sin importar el método, nace el capitalismo; un sistema bajo las teorías de Adam Smith y después paradójicamente retomado por Karl Marx, donde expresan que, en una sociedad capitalista, las personas y los conglomerados privados llevan la producción, existe un flujo de intercambios de servicios y bienes, sometidos a una libre transacción en los mercados que regularan los precios, no el Estado.
 
Cualquiera que fuera el sistema, solo uno de ellos permite la riqueza individual sin la intervención directa del Estado, digamos, democratizan la economía y su desarrollo, como ya dijimos, a cualquier costo.
 
A todo esto ¿qué? Pues bueno, al término de la guerra de independencia norteamericana, sus padres se trazaron una sola meta, dejar de ser 13 colonias, para formar un país grande en territorio y en riquezas, ya con la paz después de un 2 de julio 1776 y a la redacción de la constitución, llega la consumación de independencia 4 de julio, a partir de ese momento, no pararon en construir una maquinaria de guerra, marina, armamento, priorizaron la tecnología armamentista. 44 años después, México y casi simultáneamente toda América Latina se independiza de la corona española, en todo ese tiempo, a cuatro décadas de desarrollo independiente, nuestros vecinos no pararon de expandirse, posteriormente llega 1848 y nosotros entre traiciones y la inmigración en masa de estadounidenses a Texas, nos quitaron medio territorio, la expansión del capitalismo era una realidad y todavía intentaron robarse Baja California en 1862.
 
En un sistema “democrático” hacia su interior Estados Unidos genera una serie de historias de intervencionismos devastadores para los países latinos y otras latitudes, durante el siglo XX son innumerables e incontables las intervenciones militares en países de América.
 
Con una débil e insignificante presencia europea, hicieron y han hecho su gana, impusieron el capitalismo Yanki.
 
El que mata, el que roba, el que saquea, todo por la fuerza y nada por la razón, han destruido en aras del progreso, regiones enteras solo para cumplir el American Dream. Los minerales, el petróleo, los bosques, agricultura, ganadería están a su merced, bajo el disfraz de incentivos económicos, después invierten miles de millones de dólares, a cambio de terrenos, playas, mano de obra barata.
 
En el propio T mec exigen mejores salarios cuando sus inversiones ocupan el primer lugar con pagar salarios de miseria de 7mil pesos promedio mensuales, 300 dólares le cuesta un trabajador mexicano, hoy nos encontramos en un acreciente pobreza laboral.
 
Todo invaden, hasta con la comida rápida, avasalladora competencia ha provocado que seamos el país más obeso del mundo, consumimos toneladas de comida chatarra, que, en combinación con nuestros tacos, ya sabemos el resultado, diabetes, hipertensión, colesterol al por mayor, con el consecuente gasto en salud.
 
Hoy en día lo más importante, son los motivos que ellos provocaron por años, destruyeron selvas, para buscar oro metálico y verde, acabaron con mercados locales, construyendo grandes almacenes, su consecuencia fue que los modos de vida ya no gustaron a nuestros pueblos empobrecidos, obvio, se abrió una oportunidad en los años 60, los gringos comenzaron a consumir droga a saciar, entonces los pobres de Latinoamérica se dieron a la tarea de producirla, nace un verdadero comercio internacional, las “empresas” delincuenciales se hacen poderosas. La violencia y falta de oportunidades para la población, la migración en masa es una realidad, buscan refugio con su consumidor número uno, lo ven como benefactor protector, seguramente les dará la espalda, muchos inmigrantes no reconocen al gran culpable de la mayoría de nuestros males y que fueron provocados por sus políticas de policías del mundo.
 
Nada es casual, para beneficiarse de este mercado ilícito, el gobierno norteamericano permite la venta de las armas a quienes fabrican el fentanilo ¿será para no quedarse sin mercancía? Permite el equilibrar el mercado, oferta y demanda, capitalismo puro. 301 ciudadanos mueren diariamente por consumo de la droga, ¡ahora ya les duele! mientras nosotros ponemos los muertos por las balas de sus ametralladoras, ellos pagan la consecuencia de su voracidad desmedida.
 
¡Hipócritas, eso son! no paran de juzgarnos, desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico, que se recuerde, no se ha detenido a un solo capo norteamericano, ¿quiénes compran al mayoreo? Esa tal la simulación del gobierno norteamericano que culpar a los demás, es la manera de mantener al pueblo estadounidense creyendo que los pobres del sur son los responsables de todo, por ello construyen sus muros, para no dejar pasar inmigrantes, esto dificulta el resguardo y cuidado en México, con esto pretenden que nosotros nos hagamos responsables de sus pifias.
 
Es de reconocer que, ante tal intervención política, económica, hemos creado una codependencia enfermiza, sumisa y a veces colérica, nos criticamos entre los dos países, pero ambas posturas están de acuerdo que son los pobres los que sufren, los que lloran, aquellos que huyen e irremediablemente mueren moralmente cuando tienen que partir de su tierra, a causa de decisiones de políticos arrogantes. De igual forma están aquellos jóvenes norteamericanos sometidos a una educación de consumo absorbente, con metas económicas individualistas e inalcanzables, que les hace tomar droga para alcanzar una felicidad fantasma.
 
No es el capitalismo, ni el comunismo, ni la socialdemocracia, como posturas socioeconómicas, la rapiña material y de la dignidad al desfavorecido, provoca la necesidad de tener un acuerdo mundial que permita el desarrollo económico de una sociedad, que ya no busca solo sobrevivir, quiere vivir en paz y con dignidad.
 
Nos saludamos pronto
 
OSCAR ESQUIVEL