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Se despiden los sellos de los pasaportes

EFE | 30/03/2023 | 14:25

Con la llegada del reconocimiento facial biométrico y el control digital de pasaportes, los métodos de control fronterizo de alta tecnología están acelerando la forma en que entramos y salimos de países de todo el mundo. Pero a medida que se reducen las colas de migración, también empieza a desaparecer otro aspecto del proceso: los sellos de los pasaportes.
 
El proceso analógico por el que los funcionarios de migración hojean la libreta del pasaporte de cada viajero para sellar a mano las entradas oficiales con tinta, que en su día fue la norma internacional para cruzar fronteras —aunque para muchos viajeros internacionales era un paso emocionante del proceso para documentar sus viajes—, sin duda lleva mucho tiempo y no es el método más fiable para dar el visto bueno en la frontera.
 
“Los sellos no suelen ser la mejor solución”, dice Sally French, experta en viajes de NerdWallet. “Si están mal impresos, puede ser difícil acceder a ellos más adelante. A menudo se colocan al azar en las libretas de pasaportes, lo que puede dificultar su búsqueda, y también se pueden falsificar fácilmente”.
 
Avances alrededor del mundo
Mientras Estados Unidos avanza hacia procesos digitales más simplificados con registros de entrada electrónicos I-94 y procesos más rápidos de Global Entry, uno de los cambios más significativos se producirá a finales de este año al otro lado del Atlántico.
 
La Unión Europea se prepara para implantar en noviembre su Sistema de Entrada/Salida (EES), que automatizará el proceso de cruce de fronteras y eliminará por completo el sellado de pasaportes. Para quienes necesiten un visado de entrada, se utilizará el reconocimiento facial, puesto que sus huellas dactilares ya se han tomado durante el proceso de solicitud de visado, y para quienes no necesiten visado, tendrán que registrar cuatro huellas dactilares y el reconocimiento facial.
 
El sistema se aplicará a quienes no sean ciudadanos de un país de la UE, viajen para estancias de hasta 90 días en un periodo de 180 días, y estará en uso en 29 países, entre ellos Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, Rumanía, Suecia y Suiza.
 
Sandra Weinacht, de Inside Europe, quien ha estado viajando por el continente esta semana, dijo que algunos aeropuertos ya cuentan con sistemas electrónicos sin sello, y un funcionario de migración del aeropuerto alemán de Núremberg le dijo que lleva “meses funcionando”. Pero cuando llegó al aeropuerto italiano de Pisa, conoció a viajeros estadounidenses que habían llegado a través del aeropuerto londinense de Heathrow (el Reino Unido no formará parte del nuevo programa) y le mostraron con orgullo los sellos de los pasaportes, señalando que eran algunos de sus “recuerdos más preciados”.
 
Este sentimiento es válido para el viajero Lee Abbamonte, quien ha visitado todos los países del mundo y posee el equivalente a más de 25 pasaportes, con cinco pasaportes viejos rellenados de páginas extra cinco o seis veces cada uno. Entre sus sellos más queridos están los más remotos, como los de la estación del Polo Sur, las islas Pitcairn, Tokelau, Ogasawara, Ascensión y Santa Elena, así como los más difíciles de conseguir en la época en que los visitó, como los de Irán, Angola, Arabia Saudí, Pakistán, Yemen, Siria y Cuba.
 
“Los sellos de pasaporte eran el único recuerdo que solía tener de mis viajes que me llevaban a todos los países”, dice Abbamonte. “Me encantaban y de hecho señalaba al funcionario de migración dónde debía estampar para evitar estampar encima de otro u ocupar espacio innecesario y así poder conseguir más sellos en mi pasaporte”.
 
Pero aun así, entiende hacia dónde se dirigen las cosas. “Los sellos digitales y virtuales llevan años llegando y empezaron hace tiempo”, añade. “Nunca me han gustado por la sencilla razón de que me encantan los sellos de pasaporte reales, pero es difícil argumentar que no son más cómodos o eficientes”.
 
French señala que la realidad es que los pasaportes viejos pueden ser difíciles de conservar, sobre todo porque el Departamento de Estado exige enviarlos al renovarlos. Aunque prometen devolverlos, “muchos viajeros afirman que nunca les devuelven el antiguo”, y añade que, de todos modos, no se trata de un registro exhaustivo, sobre todo en la zona Schengen de Europa —integrada por 27 países, entre ellos Croacia, que acaba de incorporarse este año—, donde solo se obtiene un sello para el primer y el último punto de entrada, y no para todos los países.
 
A medida que el mundo se digitaliza, French sugiere considerar otras formas de llevar un registro de dónde se ha estado, ya sea geo-etiquetando fotos, utilizando una aplicación para poner pines digitales en los países en los que se ha estado o incluso acudiendo a tiendas de recuerdos turísticos que venden sellos de pasaporte de imitación.
 
“Hay una especie de nostalgia de ensueño que viene con los sellos de pasaporte”, dice, señalando que pueden servir como “prueba tangible de esas experiencias de viajar por el mundo”.
 
Pero incluso para un viajero global como Abbamonte, sabe que es un signo de los tiempos. “A medida que me he ido haciendo mayor ya no me importan tanto”, admite. “Pero me sigue encantando hojear las páginas para ver los sellos, ya que me traen recuerdos de viajes”.