Con sus sobresalientes prestaciones y su elegancia atemporal, el Ferrari Roma Spider está llamado a marcar época.
No es para menos, la joya más reciente salida de Maranello es un modelo que sabe combinar muy bien el estilo italiano de los años 50 y 60, aquel caracterizado por el refinamiento y la alegría de vivir, con todas las bondades que un auto deportivo exige en la actualidad.
Un diseño alegre y refinado
El Ferrari Roma Spider fue diseñado por el Centro Stile Ferrari bajo la dirección de Flavio Manzoni, el gran diseñador automotriz que se ha volcado con ímpetu a tratar de llevar el concepto de la "Nueva Dolce Vita" a donde quiera que se vaya.
El auto es un spider biplaza equipado con una refinada capota de tela, diseñada para preservar y realzar las proporciones del Ferrari Roma sin alterar su elegante y fluida silueta.
El techo ha recibido un tratamiento especial, replanteando la geometría de la luneta trasera, que se integra en la estructura de la capota para alojarse junto a ella dentro de la cubierta tonneau en configuración de techo abierto.
Destaca el breve tiempo de apertura y cierre del techo (13,5 segundos) y su velocidad máxima (60 km/h), así como su reducido tamaño, que aumenta la capacidad del maletero y, por tanto, su versatilidad.
En la parte delantera, el capó acentúa la silueta esencial del lateral, dando ímpetu a la carrocería y confiriéndole una imagen dinámica. El frontal cuenta con un volumen en voladizo que genera un efecto de nariz de tiburón. Simplemente voraz.
El capó y las pronunciadas salpicaderas se compenetran a la perfección, preservando la elegancia minimalista de las formas mediante la ausencia de respiraderos o decoraciones, muy ad hoc al estilo que marcó a las creaciones de Ferrari en los años 50.
En continuidad formal con los extremos de la parrilla del radiador, vemos dos faros lineales LED que confieren al frontal un carácter distintivo, atravesados por una barra luminosa que sugiere una estructura bajo la piel.
Un interior de ensueño
El espectáculo continúa en el habitáculo del Ferrari Roma Spider, que presume dos espacios para sus pasajeros en su doble cabina que ahora hace un guiño a los Cavallinos Rampantes de los años setenta.
La simetría manda en el interior de este auto para que el copiloto se sienta integrado en la experiencia de manejo. Y la tecnología le sigue en el protagonismo, con un cuadro de instrumentos completamente digital, una pantalla para el pasajero y una pantalla central de 8,4 pulgadas.
La interfaz hombre-máquina adoptada por el Ferrari Roma Spider representa una versión revisada y perfeccionada de la ya vista en el Roma, en la que el volante consta de mandos táctiles situados en los radios.
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