Tener hambre es una reacción natural del cuerpo ante la falta de alimento pero cuando esta sensación se manifiesta en exceso se cataloga como un trastorno llamado polifagia.
Este es uno de los síntomas que experimentan las personas que padecen diabetes y por las cuales se le conoce como la enfermedad de las tres “pes”: poliuria, polidipsia y polifagia. Según un artículo, son responsables de que los pacientes adelgacen, se deshidraten o tengan visión borrosa.
Según explica el autor del artículo Miguel Ángel Guillén González, los síntomas de la diabetes mellitus en todos sus tipos dependen de los niveles de glucosa en la sangre.
“Cuando las células del cuerpo no utilizan la glucosa, aumenta el número de moléculas de este azúcar en los vasos sanguíneos. Esto provoca, a causa del fenómeno de la ósmosis, que agua proveniente de los espacios circundantes entre en la sangre”, explica el experto en el texto.
Como consecuencia del aumento del volumen de los vasos sanguíneos, la presión arterial aumenta y fuerza a los riñones a filtrar más agua y glucosa. Cuando esto pasa, los riñones se ven rebasados y dejan de absorber la glucosa que se filtra de la sangre a la orina.
Cuando el cuerpo comienza a eliminar el agua con la glucosa provoca que las micciones aumenten, es decir que incrementa el volumen de orina, lo que se conoce como poliuria.
La pérdida de más volumen de agua a su vez estimula el llamado centro de la sed en el cerebro, haciendo que la persona aumente la cantidad de agua que bebe y la frecuencia con la que lo hace.
Una persona con diabetes experimenta este trastorno como una manera de compensar la pérdida de calorías provocada por la expulsión de la glucosa a través de la orina. Esto también provoca cansancio y fatiga, así como pérdida de peso a pesar de un mayor consumo de alimentos.
No. De acuerdo con el portal del Hospital Ángeles, este aumento anormal de la necesidad de comer puede tener su origen en padecimientos como:
También puede originarse por hábitos inapropiados, como acostumbrarse a obtener placer a través de la comida, lo que generalmente ocurre cuando las dietas son altas en grasas y azúcares.
“Los cambios en las señales cerebrales propicia que no se consuman alimentos para nutrirse, sino para obtener, de manera constante, sensaciones de placer y bienestar ya que, por ejemplo, las altas cantidades de azúcar causan euforia”, explica el sitio.