LA VERGONZOSA TORTILLA POTOSINA

LA VERGONZOSA TORTILLA POTOSINA

Pensamos que alguien tiene qué decirlo.

En las Rondas Infantiles que fueron la delicia de nuestros primeros años de vida y que contribuyeron a nuestra formación como personas, había una que se cantaba así:

                                    “A tapar las calles,

                                    Que no pase nadie;

                                    Que pasen mis abuelos

                                    Comiendo buñuelos,

                                    Tortillas amarillas,

                                     Que se hinquen de rodillas”.

Las tortillas amarillas eran un producto despreciable en la dieta de los potosinos de principios del siglo pasado. Sólo los muy pobres hacían sus tortillas con el grano amarillo. Otro ejemplo:

                                    “Anoche fui a tu casa,

                                    Me dieron de cenar

                                    Tortillas amarillas,

                                     Café sin endulzar”.

Porque servir y ofrecer tortillas de maíz amarillo a un invitado era una muestra de pobreza extrema y una imperdonable descortesía. “Tortillas amarillas y café sin endulzar”, era una familia en condiciones de lacerante pauperismo.

En San Luis Potosí hace años que en las tortillerías venden el producto elaborado con maíz amarillo y, a veces, con olote.

Modesto tortillero, el potosino Tomás Rosales López se queja de que la Secretaría de Economía entrega un subsidio de 60 centavos por kilo de masa a los grandes empresarios del ramo, y se olvida de aquellos con recursos económicos limitados. ¿Será por eso que obligan a los habitantes de barrios y colonias a consumir tortilla de mala calidad y hasta de masa revuelta con olote? Al olote se debe que ese alimento se endurezca y reseque a las pocas horas de adquirido.