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Adamo Boari, el italiano que revolucionó la arquitectura de México

AD | 27/02/2023 | 18:12

“Recuerdo un hirviente italiano, apellidado Boari, que había ganado el concurso para el Teatro de la Ópera Nacional de la Ciudad de México. Pasó temporalmente para realizar los planos de dicho edificio y se encontraba alejado de todos nosotros, pero era observador y curioso. ‘¡Ah, arquitectura austera!’, daba vuelta sobre sus talones con otro quejido y regresaba a su gorguera renacentista italiana”. Esto escribió Frank Lloyd Wright en su “Testamento” sobre Adamo Boari: el arquitecto italiano ya tenía sobre sí el gran encargo mexicano, había viajado a Europa para visitar teatros y se estableció en Chicago, lugar en el que cruzó caminos con Lloyd Wright y donde probablemente surgió la idea del Palacio de Bellas Artes.
 
Considerado como “el arquitecto favorito del régimen porfirista”, Adamo Boari nació en 1863 en Ferrara, una pequeña ciudad italiana que, a pesar de su tamaño, albergaba monumentales edificios como el Castillo de Este y el Palacio de los Diamantes. 
 
Boari estudió Ingeniería Civil en la Universidad de Bolonia, especializándose en Ingeniería Ferroviaria. En diciembre de 1889 llegó a Brasil para trabajar en la ampliación de la red ferroviaria. Visitó también Buenos Aires y Montevideo. Según la biografía “Adamo Boari (1863-1928). Arquitecto entre América y Europa” (Aracne Editrice, 2021), de los investigadores Martín Checa-Artasu y Olimpia Niglio, al contraer Boari fiebre amarilla, este vuelve a Ferrara para recuperarse. Ahí, se interesa por las plantaciones de cáñamo de su familia, y es por eso que a finales de 1892 o inicios de 1893 viaja a Kentucky, Estados Unidos, para conocer el desarrollo de dicho cultivo. 
 
Ya en Estados Unidos, trabajó en el marco de la Feria Mundial de 1893: ese gran evento titulado la Exposición Mundial Colombina para celebrar los 400 años de la llegada de Cristóbal Colón. Boari, por su parte, ya había empezado su aventura americana. 
 
“El 30 de noviembre de 1897, el gobierno del general Porfirio Díaz, a través del Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas, convoca al concurso para la construcción del Palacio Legislativo Federal. Se reciben sesenta propuestas, entre ellas la de Boari bajo el seudónimo S. Georgios Equitum Patronos in Tempestate Securitas. Aunque no gana, obtiene el ‘primer segundo lugar’, y su nombre se da a conocer en México, tierra a la que emigrará para trabajar”, relató el arquitecto y autor Jorge Vásquez Ángeles en el artículo “Azares y coincidencias del arquitecto Adamo Boari” (revista de la Universidad Autónoma Metropolitana, 2017). Con este concurso y posteriores pedidos, llegó Adamo Boari a México. 
 
Basílica del Santísimo Sacramento
Después de la Feria Mundial, Boari recibió el encargo de edificar la Basílica del Santísimo Sacramento, conocida como el Templo Expiatorio en Guadalajara, por parte del Arzobispo de Guadalajara. Boari tomó como referencia la catedral de Orvieto, en la italiana Umbría, aunque su diseño se diferenció en la torre campanario de cuatro cuerpos, culminada con gran pináculo y un reloj.
 
El templo empezó a construirse en agosto de 1897, con sus interiores afrancesados y sus exteriores de estilo italiano que lograron uno de los grandes edificios neogóticos mexicanos, hecho en piedra tallada; sin embargo, las obras se detuvieron en 1911 debido a la Revolución Mexicana y el edificio se retomó y finalizó 75 años después con el arquitecto Ignacio Díaz Morales a la cabeza. Igualmente, es considerado un referente del estilo neogótico en México. 
 
Cúpula del templo de San Miguel
En 1899, Boari presentó un proyecto para el Santuario de la Virgen del Carmen en Atotonilco el Alto, del cual se conserva una copia del plano en el Archivo histórico del Arzobispado de Guadalajara, y revela la inspiración en el gótico español. El proyecto nunca se realizó. Sin embargo, el italiano tendría la oportunidad de intervenir en Atotonilco el Alto.
 
La Parroquia de San Miguel Arcángel fue fundada en 1618, pero en el siglo XIX fue intervenida por el arquitecto Francisco Eduardo Tresguerras, importante arquitecto del neoclásico mexicano, quien diseñó la torre, y por Adamo Boari, quien se encargó de la cúpula.
 
Catedral de Matehuala
Boari era católico practicante y tenía buenas relaciones con la Iglesia Católica en su natal Italia: es así que le fue fácil hacer relaciones con altos miembros de la Iglesia en México. Tal como relata el libro de Martín Checa-Artasu y Olimpia Niglio, el Obispo de San Luis de Potosí lo contactó para encargarle el proyecto de la Parroquia de Matehuala, hoy Catedral de Matehuala.
 
En ese entonces, Boari se encontraba inmerso en el proyecto del Palacio de Bellas Artes. Para el diseño de Matehuala, se basó en una iglesia neorrománica que se había construído una década antes en Lyon, Francia. El edificio mexicano se empezó a construir en 1906, con su fachada gótica bizantina y su característico rosetón de diez metros de diámetro. A mitad del siglo XX se terminó la construcción de su altar, la nave sur y los laterales. 
 
Palacio de Correos
Es uno de los edificios más emblemáticos del Centro Histórico de la Ciudad de México: el Palacio de Correos o Palacio Postal se inauguró en 1907, tras cinco años de construcción. Este edificio de Boari –el único que el italiano vio completarse en México– con estilo ecléctico y fachadas revestidas con cantera de Chiluca, fue declarado Monumento Artístico de la Nación en 1987. 
 
La escalinata del recibidor es uno de sus elementos más característicos y notables: sus cuatro niveles se realizaron con mármoles mexicanos y herrería de bronce trabajada en Florencia y transportada en partes hasta el puerto de Veracruz.
 
Palacio de Bellas Artes
Es uno de los edificios de mayor belleza arquitectónica de la Ciudad de México. El proyecto del Teatro Nacional que eventualmente devendría en el actual Palacio de Bellas Artes, es una obra que Boari empezó a trabajar en 1901. 
 
Para sus diseños, el italiano tomó muchas referencias de edificios ya construidos: algunos apuntan una intención de Boari por lograr un Art Nouveau “mexicanizado”; el Palacio de Bellas Artes explone la mezcla entre lo mesoamericano y lo neoclásico, con esculturas como la cabeza de guerrero azteca, jaguares y coyotes. “Aquellos que creen posible intentar una decoración enteramente nueva, realista, sin preocupación de las formas del pasado serán escultores de rica imaginación, pero nunca arquitectos”, expresó el propio Adamo Boari en 1898, en “La arquitectura nacional. El mundo ilustrado”. 
 
Un dato que recoge su biografía del 2021 es que Boari pensó el vestíbulo del Teatro Nacional como un invernadero, donde se debían cultivar especies mexicanas adaptadas al clima. 
 
El proyecto se interrumpió debido a la Revolución Mexicana y recién se retomó en 1932 con la incorporación del arquitecto Federico Mariscal. Adamo Boari había muerto en Italia cuatro años antes: como le sucedió con otros de sus edificios mexicanos, nunca pudo ver esta gran obra finalizada.