En camino al gran juicio

Uno de los más grandes errores que en los últimos años, la oposición ha cometido, es en la insistencia de tener una fe ciega, en que el ciudadano estaría dispuesto a darles una nueva oportunidad de gobernar, simplemente por los errores de las actuales administraciones, pero esa fe irracional, pierde sentido si se considera el destierro del que han sido objeto en las urnas.

Las derrotas electorales arrastradas desde el 2018, no permite entender la razón por la que la oposición se comporta con la arrogancia de creerse vencedores, es como si hubiera una desconexión total entre la ciudadanía y los partidos opositores, es aquí donde cabe la pregunta ¿Será que la oposición vive en una realidad paralela, en la que simplemente no tiene ni la más retoma idea de lo perdidos que se encuentran?

Con frecuencia, en los pasos que se dan en la vida del sistema político mexicano, la oposición pierde sentido y dirección, no tienen la capacidad de generar una narrativa congruente y que los coloque como una oferta real para los votantes; y en está ocasión un juicio en Estados Unidos, los volvió a descuadrar.

Nadie puede decirse sorprendido por las implicaciones que derivan del Juicio contra Genaro García Luna, con frecuencia se habla de la simbiosis existente entre los grupos criminales y algunas autoridades gubernamentales; y no nos referimos solamente de los delitos relacionados al narcotráfico, sino podríamos mencionar crímenes de cuello blanco, en el sistema financiero y redes de corrupción para saquear las finanzas públicas.

Pocos podrían afirmar confiar en la inocencia del Exsecretario de Seguridad Pública Federal, la resolución de un jurado no cambió la percepción ciudadana, pero lo que si genera es el recuerdo de la indignación y de las causas por las que la sociedad, no siente confianza de ver regresar al poder a esa clase dirigente.

Lo complejo del momento, no es la sentencia per se, es el ver a una oposición que no es capaz de voltear con el ciudadano y dar la cara no sólo por ese personaje, sino por muchos de cuestionada honorabilidad que fueron encumbrados en el poder, como lo fueron Emilio Lozoya, Guillermo Padrés, José Luis Abarca y muchos más

El veredicto del juzgado de Nueva York sirve para alimentar la narrativa presidencial, de que aquellos hombres que pasaron por el poder, privilegiaron su interés personal, carcomieron las instituciones públicas y que no fueron capaces de ayudar a construir un país más justo, igualitario y en el que se pudiera hablar de un Estado de Derecho.

El PAN hoy guarda silencio, al igual que el PRI lo hizo con los suyos, la oposición no es capaz de desmarcarse de los errores del pasado y ello los hace parecer cómplices por acción y/u omisión; ojalá hoy la diatriba opositora fuera tan severa con ellos mismos, como lo pretende ser ante el lopezobradorismo

La sociedad no necesita simples comunicados, en los que se señale que no sabíamos nada, se exige que rindan cuentas, que se asuman responsabilidades y sobre todo que se haga una dura autocritica, que permita presentar alternativas para evitar que los errores del pasado, se comentan en el futuro.

La crítica no sólo debe ser para el titular del Ejecutivo, sino también para muchos partidos de oposición de aquellos años no fueron capaces de hacer un verdadero contrapeso desde el Congreso, el mensaje que se recibe con la resolución judicial, no sólo debe ser para los gobernantes pasados, sino deben acusar recibo los del presente y los que aspiran para el futuro.

Fue muy duro el juicio contra García Luna, no sólo para los panistas, sino que debía serlo, para toda la clase política, sin embargo, la sentencia en Nueva York puede ser la antesala de un juicio más grande, que nada tiene que ver con los tribunales, sino el juicio de la sociedad.

La sociedad en el 2024 emitirá un nuevo veredicto en el que decidirá si la oposición fue capaz de transformarse como mecanismo de supervivencia o si simplemente siguen siendo lo mismo de lo que les generó hastío, y de este juicio puede ser que más de uno, alcance la pena de muerte.