La Dicotomía De La Seguridad Pública

Bajo la premisa de mantener a raya a la delincuencia entre los estados de San Luis Potosí y Zacatecas en días recientes el gobernador del Estado Ricardo Gallardo Cardona y el Gobernador del vecino estado zacatecano David Monreal Avila firmaron un convenio de colaboración que les permitirá a ambos estados participar de manera conjunta y sin obstáculos jurisdiccionales en operativos y tareas de investigación en las zonas limítrofes de ambas entidades, lo que hace suponer que se ponga de una vez por todas un alto a la ola de eventos violentos y de actividades criminales que se han suscitado durante los últimos meses en la región.

Es de llamar la atención que al tiempo que se emplean nuevas estrategias y se implementan esquemas diversos de prevención, la delincuencia evoluciona, no se mantiene estática, lo que al tiempo genera que el reto en la persecución del delito enfrente también una    problemática que parece no tener fin.

En estas líneas donde referimos lo que parece ser un curioso fenómeno de dicotomía en los quehaceres de la seguridad amigo lector, notamos en las calles policías que parecen soldados y soldados que pretenden ser policías en ese afán de tratar de abrir el abanico a fin de lograr el objetivo de inhibir el delito, pero sobre todo y tal vez sea ese el reto más importante: regresar la tranquilidad a la ciudadanía y mejorar la percepción de seguridad.

Y es que no es un secreto para nadie que de la percepción de seguridad también dependen muchas cosas que se suscriben al avance, crecimiento y superación de una sociedad, pues lo contrario impacta en la gobernabilidad, credibilidad en las instituciones, la voluntad de invertir, la anarquía y los planes del presente y futuro inmediatos.

En este proceso muchas veces doloroso de lograr los objetivos de seguridad, la transición implica una circunstancia corrosiva cuando no hay confianza de los ciudadanos y las instituciones sacuden a los cimientos de la sociedad por sospechosismo.

Hoy San Luis Potosí en el umbral de grandes proyectos, de una forma de gobernar que tiene el objetivo de recuperar la credibilidad y la confianza, lo que ocurra en el gran tema de la seguridad será  coyuntural para todos.

Lamentables son aquellas intenciones de aprovechar el tema de la seguridad y el delito como un botín político útil para desgastar cualquier esfuerzo dedicado a ganarle terreno al crimen. 

Pero lo que es cierto es que hasta de verdad sea real en términos de acciones y no de intenciones, un esfuerzo tangible de colaboración donde todos los municipios, la autoridad federal cierren filas con lo que hace hoy el gobierno en San Luis Potosí, será entonces posible avanzar en este tema, y que no quepan más excusas ni pretextos.

HASTA LA PRÓXIMA.