La asesina contaminación atmosférica en México

Ante la gigantesca crisis de contaminación atmosférica en la zona conurbada de la ciudad de México en el invierno de 1989, cuando nos estábamos envenenando con el plomo contenido en el antidetonante (tetraetilo de plomo) que se adicionaba a las gasolinas que nos abastecía la ahora quebrada, contaminante y peligrosa petrolera estatal: Petróleos Mexicanos, se implementó el programa emergente y temporal denominado Hoy no Circula. Independientemente de las emisiones de material particulado (PM2.5 y PM10) de los camiones que utilizan diésel sucio con 500 ppm de azufre que durante décadas nos ha dado Pemex, 

En 1993, la Secretaría de Salud emitió las primeras y únicas normas oficiales mexicanas de calidad de aire que tenemos con el objetivo de regular los límites máximos de los contaminantes del aire: NOM-025-SSA1-1993 de partículas suspendidas totales (PST), partículas menores de 2.5 micrómetros (PM2.5) y partículas menores a 10.0 micrómetros (PM10), la NOM-020-SSA1-1993, de ozono (O3), la NOM-021-SSA1-1993, de monóxido de carbono, la NOM-022-SSA1-1993, de dióxido de azufre (SO2), la NOM-023-SSA1-1993 de dióxido de nitrógeno (SO2) y la NOM-026-SSA1-1993, de plomo (Pb). A pesar de que la Ley Nacional de Metrología y Normalización y la nueva Ley de la Infraestructura de la Calidad, exigen la actualización de nuestras normas oficiales mexicanas, cada 5 años, México mantiene un enorme rezago respecto a las recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud, gracias a la irresponsable y criminal actitud de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, COFEPRIS.

Para resolver el grave problema de la contaminación atmosférica que tanto nos afecta, no es suficiente que estemos monitoreando solo cinco contaminantes “criterio”. Desde 1999, la Organización Mundial de la Salud nos dice que existen en el aire ambiente, 16 contaminantes más, con efectos carcinogénicos y otros 39 compuestos tóxicos que no son carcinogénicos. Además del carbono negro que se genera por la quema de la biomasa, existen enormes emisiones de NOx provenientes de la aplicación de los fertilizantes nitrogenados en los suelos agrícolas mexicanos, que son precursores de ozono y calientan el planeta.

El 85 % de las emisiones contaminantes a la atmósfera están generadas por la quema de combustibles fósiles: carbón mineral, coque del petróleo, diésel, gas natural, gas LP (butano/propano), gasolinas y combustóleo. Las otras emisiones son generadas por innumerables fuentes fijas de todos los procesos industriales, además de la minería. El material particulado (PM2.5/PM10) proviene de pedreras, caleras y cementeras, además de la quema de diésel. A las emisiones de metano (CH4) que provienen de la biodegradación de la materia orgánica, tanto de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos como de las excretas de granjas avícolas, lecheras, porcinas y de la cría de borregos, debemos agregar emisiones de metano de la mala disposición final de las excretas de 20 millones de mascotas que tenemos en México. Más las emisiones contaminantes de 10,001 hornos ladrilleros y de 43 millones de vehículos automotores y 500 aviones que diariamente transitan en nuestro país y las emisiones de compuestos orgánicos volátiles provenientes del uso de más de 100 millones de litros/anuales de disolventes petroquímicos (thinneres) en los procesos de pintado de casas y vehículos que se realizan en espacios abiertos, conforman las decenas de millones de ton/año de contaminantes que nos envenenan diariamente.

Los costos totales agotamiento y degradación ambiental reportados por el INEGI del año 2004 al 2020 por contaminación atmosférica fueron de 10 billones de pesos y la muerte prematura de 325,000 mexicanos (niños menores de 5 años y adultos mayores).

Ing. Carlos Alvarez Flores, Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C. www.carlosalvarezflores.com y twitter @calvarezflores