Jueves 2 de Mayo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Dos no es igual que uno más uno

José Luis Solís Barragán | 27/01/2023 | 05:58

El proceso electoral del 2018 cambió de forma sustantiva la composición política del país, un partido que tenía menos de una década de haberse creado, lograba arrebatar el poder a los partidos tradicionales.

 

El 2018 fue un año de cambios, no necesariamente por pensar que comenzó “la transformación” del país, pero sí por el simple hecho de que los jugadores de la arena política debían adaptarse a una realidad que no habíamos imaginado, es decir que un partido se hiciera con el control de gran parte de los espacios electorales y que su legitimidad los blindara ante la crítica.

 

A partir de ahí los partidos derrotados empezaron a dar patadas con el animo de no ahogarse ante un tsunami político que nunca habían vivido, la división interna, la fuerza política del Presidente y el rechazo social, pronto se hacían presentes en las proyecciones electorales, mismos que quedarían confirmadas en los resultados.

 

En el 2021 gran parte de la oposición se aglutino ante la llamada coalición Va por México, después de una compleja negociación el PRI, el PAN y el PRD lograron transitar, se repartieron las candidaturas como botín de guerra y cuando festejaban el gran frente opositor, la realidad llegó como un valde de agua helada.

 

En la composición de la Cámara de Diputados, la oposición festejaba que habían logrado arrebatar a MORENA y aliados la mayoría calificada, situación que, si recordamos la elección del 2018, por sí mismos no contaban con mayoría calificada, sino que fue una mayoría construida ante la incapacidad de la oposición de retener a sus liderazgos.

 

Ahora si hablamos de las gubernaturas en juego, de los 15 gobiernos locales en juego, el Partido del presidente y sus aliados se llevaron 12 Estados, uno se fue con Movimiento Ciudadano y otra con el PAN de forma individual, eso nos deja ver que la coalición solamente logró ganar 1 gubernatura.

 

Para el año 2022 nuevamente envalentonados desde la oposición se reconfiguró la gran coalición opositora y de las 6 gubernaturas en juego, solamente logró el triunfó en 2 de ellas y algunas de las 4 perdidas, eran bastiones fundamentales del PRI.

 

El 2022 no sólo llegaba con más derrotas para Va por México, sino que además la coalición vivió la crisis derivada de la traición de Alejandro Moreno como Dirigente del PRI, pero la necesidad de retener un poco de poder ha sido más fuerte que la defensa de los ideales y la dignidad de la palabra empeñada con la sociedad.

 

Va por México avanza por la prueba del 2023 y se enfila a la elección presidencial del 2024, nuevamente la estrategia de repartirse el botín está en marcha, con la salvedad de que al PRD lo dejaron sin absolutamente nada y más allá de que entre ellos se nieguen espacios la duda es: Si se asumen como una coalición de la sociedad ¿Con cuantos espacios dejarán participar a la sociedad civil?

 

Joaquín Sabina señala que 2 no es igual que 1+1, máxima que, si queremos trasladarla hasta política mexicana, es claro que esa coalición fuerte que se presume para el proceso electoral no existe, porque simplemente ellos siguen pensando desde su individualismo y desde su interés y no han logrado la unión ni entre ellos, ni con la sociedad que los convierta en una opción real para una sociedad harta de su clase política.

 

El camino no es sencillo ante el desencanto que dejaron a su paso por el Gobierno, pero para lograr conectar con la sociedad y sobrevivir, necesariamente deben dejar de ser en gran medida lo que sido ellos y sólo así quizás logren ser esa unidad que se requiere ante la realidad democrática que atraviesa el país.