Al igual que los llamados híbridos convencionales, los mild-hybrid usan un motor eléctrico y una batería junto con un motor de combustión. Pero a diferencia de los primeros, la batería es mucho más pequeña y el generador no es capaz de propulsar la unidad por sí mismo.
La función del generador y la pequeña batería es ser una asistencia que agrega torque al arranque o que alimenta algunos componentes eléctricos del vehículo. Este sistema puede ayudar a reducir el tiempo de respuesta del turbo que presentan algunos motores de este tipo, que suelen ser más eficientes que los de aspiración natural. La tecnología microhíbrida, en resumen, mejora la sensación de manejo de un motor turbo.
“El motor eléctrico genera más torque y potencia, pero el que siempre inicia el movimiento del vehículo es el motor de combustión”, aclara Macías.
Dado que son las opciones híbridas menos electrificadas, los híbridos suaves tienen un menor impacto en las emisiones de un automóvil. Un modelo de este tipo, puede reducir entre 3% y 5%, en promedio, las emisiones de dióxido de carbono por kilómetro recorrido, mientras que en un híbrido tradicional, la reducción frente a su homólogo a gasolina es de 17%, según datos de los fabricantes.
¿Por qué no pueden tener el holograma exento?
Tras reconocer que hay una gran disparidad entre los niveles de emisiones de los vehículos eléctricos y los híbridos, e inclusive entre las distintas tecnologías híbridas, la Sedema realizó en 2020 un reordenamiento vehicular y dejó fuera a la tecnología mild-hybrid del listado de modelos que pueden aspirar al holograma 'exento’ en la Ciudad de México, debido a que este sistema no es capaz de propulsar la unidad por sí mismo.
Este tipo de modelos pueden tener el holograma doble cero. Aquellos que tengan un rendimiento mayor o igual a 16 kilómetros por litro podrán solicitarlo hasta en dos ocasiones.
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