Sábado 4 de Mayo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

El 2023, año de trabajo no de futurismo

Armando Limón | 27/12/2022 | 01:23

El próximo año se consolidará el impulso a la obra pública estatal de infraestructura y crecerá la inversión en seguridad pública, son algunos de los rubros que ha destacado el gobernador Ricardo Gallardo Cardona y ha instruido a su gabinete a redoblar esfuerzos para responder de mejor manera a las necesidades de la ciudadanía con resultados y no distraerse en calenturas políticas-electorales.

 

El mensaje desde Palacio de Gobierno es claro, en el gabinete gallardista no se va a permitir que funcionarios ocupen su tiempo en perfilar proyectos personales, el que los tenga deberá hablar claro y tomar una decisión porque no se debe mezclar a la administración estatal en el futurismo electoral.

 

Mientras algunos partidos y políticos impresentables ya están pensando en el 2024 desde ahora, en cómo podrán brincar a otro cargo o reaparecer en la escena pública arrastrando agravios a diversos sectores vulnerables que sufrieron la violación de sus derechos humanos, y con voluminosos expedientes administrativos y penales, pretendiendo hacer creer a la sociedad, con mentiras y haciéndose las víctimas, que no afectaron el patrimonio público cuando tienen cuentas pendientes con la justicia.

 

Es cierto que uno de los temas que ya se discute, es si habrá una coalición para la elección presidencial desde la izquierda y el centro; y si la oposición conservadora será capaz de formar un bloque fuerte o continuará como hasta ahora, extraviada y sin liderazgos, manipulada por los intereses del empresario y ahora “activista social” Claudio X. González.

 

A nivel estatal el PVEM, sin estridencia y colocado en el centro, sigue creciendo con la adhesión de alcaldes a sus filas; el PAN profundizó su crisis interna al arropar cascajos mientras que sus principios y doctrina se han hecho añicos por el pragmatismo más burdo que raya en la carpa circense, y su militancia se dispersa al verse anulada por la propia dirigencia.

 

El MC, con su retórica de la tercera vía y alejado de los extremos, no sido capaz de lograr un consenso para designar una nueva dirigencia que acabe con años de personalismo, estancamiento y simulaciones, sin una ideología clara y sin bases sociales, busca penetrar las clases medias y altas con “cartuchos quemados” que salieron de otros partidos porque su egoísmo se vio frustrado al no conseguir candidaturas ni cargos partidistas. 

 

Las fuerzas de izquierda enfrentan distintos retos, el PT desarrolla una intensa campaña de afiliación y con mejores resultados en la Huasteca, aliado del PVEM y Morena; el PRD no debe considerarse de izquierda, desde el sexenio peñista se volvió un peón del neoliberalismo y con el registro perdido, es un cadáver político que finge no darse cuenta.

 

En Morena el panorama tampoco es promisorio, la nueva dirigencia fue impuesta desde la cúpula nacional por tráfico de influencias familiares y ha provocado más divisionismo, hay impugnaciones legales en tribunales electorales y juicios laborales, este partido parece condenado a repetir los peores vicios de la izquierda mexicana y el poder los marea. A su dirigencia, diseñada para favorecer a la jefa de Gobierno de la CDMX con una estructura paralela a los comités municipales, no se le ve debatiendo en medios y foros, deja pasar de manera inexplicable los embates conservadores contra las políticas del presidente AMLO.

 

Al morenismo potosino le hace falta hacer un examen de conciencia, un ejercicio de autocrítica de su atroz papel en las pasadas elecciones estatales con candidatos a la gubernatura y alcaldía capitalina que fueron “designados” mediante encuestas amañadas y ajenos por completo al ideario de la 4T, por algo quedaron en tercer lugar. Los que llevaron al hoyo a Morena, fueron el carrerismo y el senador Ricardo Monreal, ahora convertido en ariete del conservadurismo.