Domingo 28 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

El polvo del olvido

José Luis Solís Barragán | 21/12/2022 | 00:15

El paso de la historia hace pensar a algunos políticos que los ideales son camisas que cuando no la sientan a la medida, se pueden desechar; que cuando las metas colectivas, no coincidan con el interés personal, pueden hacerse a un lado sin mayor tapujo.

 

Vivimos un momento en que la política tiene una característica predominante: el pragmatismo; que los ideales y las causas de las luchas se ven como adornos pasajeros o para llenar los libros de la historia, pero ¿para que recordar aquello que nos incomoda?

 

Hoy no hablamos de ideología, esa se ha perdido en el camino, ya no hablamos de anhelos, esos se transforman desde la posición en la que se encuentra la persona; hoy se habla de cómo conseguir el poder sin importar la ruta para llegar a ello.

 

Hoy los Gobiernos mexicanos que se autodenominan de izquierda, conservan el eslogan, pero han perdido incluso sus referentes históricos, han olvidado las causas que enarbolaban y que daba sentido a los discursos y a los más importantes reclamos que acompañaban.

 

Hoy los opositores que se ufanan como herederos de las grandes luchas contra la dictadura perfecta, conservan las estatuas y los colores de aquellos hombres, pero han perdido la capacidad de escuchar la crítica interna, han pugnado por una democracia en la que no están dispuestos a vivir en el seno de sus instituciones.

 

Hoy aquellos que se asumen como herederos de la revolución mexicana conservan los documentos doctrinales, pero los guardan para hacer acuerdos cupulares como amparo ante la justicia, han perdido rumbo, sentido y sobre todo representación social.

 

En todo momento hay hombres de estatua y hombres de paja, pero es difícil encontrar hoy personajes de la talla de Vicente Lombardo Toledano, Jesús Reyes Heroles, Heberto Castillo o Manuel Gómez Morín, esos nombres solo quedan en una pequeña memoria colectiva.

 

Hoy por hoy esos y otros hombres solo son viejas estatuas algunas incluso llenas del polvo del olvido, otros alcanzan a ser nombres de vialidades que sabemos que ahí están, pero que poco dicen para el devenir político del país.

 

Siempre se pregona que el tiempo anterior es mejor y no se trata de ello, pero es claro que cuanta falta hacen falta hombres y mujeres de la talla de aquellos que nos antecedieron para forjar el futuro del país, cuanta falta nos hace una visión más amplia que permita romper la polarización y el pragmatismo que impera en México.

 

De nada nos sirve tener estatuas y nombres de calles, sino somos capaces de recordar las luchas y los ideales de los aquellos que aportaron a este país, de nada sirve conmemorar los días y denominar los años con sus nombres o colocarlos en la documentación oficial sino construimos en la ruta que ellos ayudaron a trazar.

 

Que duro es el olvido y quizás más duro es recordar los nombres, pero olvidar sus obras, que duro es querer llenar los vacíos políticos solo con la memoria, todo por no entender que este momento es nuestro y sólo nosotros podemos trazar un camino que nos lleve como país a un mejor puerto.

 

Las estatuas se llenan de polvo y algunas terminan siendo solo un adorno, aquellos políticos que realmente quieren pasar a la historia deben de dejar de pensar en estatuas o en las próximas elecciones, porque con una visión tan corta desde hace mucho no hemos avanzado.

 

Los mexicanos debemos reclamar gobiernos con visión de Estado, políticos con miras de futuro y una sociedad constructiva; solo de está forma lograremos que el polvo del olvido no tape a todos aquellos que aportaron para tener un país de libertades y de democracia.