Jueves 18 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.
moda y belleza

El fotógrafo que cambió la moda italiana

EFE | 29/11/2022 | 16:38

Gian Paolo Barbieri puede presumir de tener una de las carreras más polifacéticas del siglo XX, ya que además de fotografiar a celebridades como Audrey Hepburn y Sophia Loren, fue el creador, junto al diseñador Valentino, del pret-a-porter italiano y de las dobles portadas de Vogue.
 
“En realidad nunca me planteé ser fotógrafo” ni “que mis fotos pudieran gustar, pero amaba la fotografía y seguí con ella sin pensar en el futuro”, explica este prestigioso artista en una entrevista a EFE en la que, a sus 84 años, repasa sus más seis décadas de carrera profesional desde sus inicios revelando negativos en el baño de un hotel.
 
Los logros de este pionero de la fotografía de moda son objeto de un homenaje en la exposición que se inaugura hoy en Milán bajo el título "Gian Paolo Babieri: Inconvencional" y en la película sobre su vida, "El hombre y la belleza", que llegará a España a partir del 23 de enero.
 
DE LA BUHARDILLA AL ESTRELLATO
 
Tras un breve paso por el teatro y el cine, Barbieri (Milán,1938) comenzó como asistente en París de Tom Kublin, el famoso fotógrafo de Harpeer's Bazaar, pero la prematura muerte del artista húngaro cortó este prometedor inicio.
 
Con todo, a los 26 años abrió su propio estudio en "una buhardilla en pésimas condiciones" en el que colocó una placa de latón para que pareciera más profesional: "Hubo muchos momentos en los que quise dejarlo, hubiera preferido tener un trabajo fijo", explica sobre esa época, en la que solo fotografiaba a mujeres de la alta sociedad.
 
A pesar de todo, Barbieri llegó a la cúspide de la fotografía, retratando rostros como los de Hepburn, Loren, Sharon Stone o Monica Bellucci y marcando el hito de convertirse en el primer fotógrafo de moda, junto con Gianni Penati, en trabajar para la entonces recién fundada Vogue Italia.
 
KUBLIN, VALENTINO Y VANGELIS
 
"La experiencia con Tom Kublin sin duda alguna marcó mi camino", explica Barbieri sobre su mentor, mientras recuerda también a Valentino, otra de las figuras que definió su carrera y a quien considera "uno de los mejores diseñadores que hayan existido".
 
"Creamos, con el modisto Walter Albini, el prêt-à-porter italiano e inventamos juntos las dobles portadas para Vogue Italia. Alcanzamos juntos hitos importantes en la historia de la moda italiana", asegura.
 
Con más de un millón de imágenes a sus espaldas, Barbieri tiene claro su recuerdo preferido: la banda sonora inspirada por y para sus imágenes que le regaló el compositor Vangelis, ganador del Oscar por Blade Runner.
 
Según cuenta Barbieri, tras ver sus fotografías, Vangelis le insistió en crear la música que acompañase con 600 discos la edición limitada de su libro “Silent Portraits”, que pagó el propio compositor como "tributo" al fotógrafo.
 
LA "HERMOSA" VENEZUELA
 
Barbieri es esa clase de fotógrafo ambivalente al que no le cuesta cambiar los estudios por todo tipo de escenarios geográficos, tal y como ha demostrado con sesiones singulares en la Polinesia, Madagascar, Seychelles o Tahití.
 
"Fuera del estudio, en ambientes naturales o en la calle, estaba en constante diálogo con los estímulos inesperados del lugar", explica, al recordar su trabajo en el trópico venezolano con la modelo local Laura Álvarez, "uno de las más hermosos" de su vida.
 
Gracias a escenarios como el archipiélago Los Roques, Margarita, Canaima, Maracaibo o Coro, Barbieri colocó a Venezuela en los mapas en 1976 con el reportaje de Vogue Italia en el que se mostraba por primera vez el país.
 
"Dos años después volvimos a hacer otro reportaje, "Pieles". Debo decir que fue muy divertido porque esta vez, más que la primera, quise hacer el trabajo lo más inmersivo posible con la flora y fauna venezolana y Laura siempre fue la cómplice perfecta", subraya.
 
DEL SÉPTIMO ARTE A LA FOTOGRAFÍA
 
"El cine, como el arte y la literatura, juega un papel fundamental en mi obra", explica el fotógrafo, que de joven interpretó algunos papeles secundarios, como en "Medea" de Luchino Visconti, y que ha intentado siempre dar a la fotografía "ese dinamismo tan característico del cine".
 
Como su aspiración inicial era convertirse en actor, comenzó en el mundo de la imagen experimentando con la luz y tratando de imitar lo que veía en el cine y el teatro: "Mis fotos siempre han querido contar algo que estaba pasando; así como en el teatro o el cine todo surge de un conflicto tanto interno como externo, así sucede en mis fotografías".
 
Y sobre la evolución tecnológica, Barbieri no esconde cierto recelo frente un mundo que "mira ante todo el perfil comercial" respecto a "un pasado que concebía la figura del fotógrafo como la de un artista integral".
 
"Las fotografías ahora están tan limpias que pierden su autenticidad", concluye.