Sony es esencialmente una empresa de tecnología, pero ya hace tiempo que sueña con ser protagonista en la industria automovilística. Ahí está el Sony Vision-S, un prototipo completamente eléctrico que vio la luz en enero de 2020 con una cuarentena de sensores que lo asistían en la conducción autónoma.
Para pasar de la teoría a la práctica, se ha asociado este otoño con Honda para fundar la empresa Sony Honda Mobility. Veremos los primeros frutos de esta sinergia en la próxima edición del CES, en enero de 2023, probablemente con un prototipo que adelantará un coche que comenzará a venderse en 2025 y que llegará a la carretera en 2026.
Si Honda cuenta con la fuerza industrial y su inversión en coches eléctricos, Sony puede aportar su conocimiento en tecnología. Y esto abarca desde los sensores que deberían habilitar la conducción autónoma hasta las pantallas y el infoentretenimiento, que cobran cada vez más importancia y se convierten en un factor diferencial.
Aquí Sony cuenta con la videoconsola de referencia, la PlayStation5, y sus directivos no ven imposible integrar sus capacidades en sus futuros coches eléctricos. Basta con ver cuántas pantallas tenía el Sony Vision-S para imaginar qué sería posible en la era de la movilidad autónoma.
“Sony tiene contenidos, servicios y tecnologías de infoentretenimiento que emocionan a la gente. Estamos adaptando esos activos a la movilidad y ésa es nuestra fortaleza respecto a Tesla”, ha dicho el director de operaciones de Sony Honda Mobility, Izumi Kawanishi, en declaraciones al Financial Times.
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