Para algunos resulta vulgar y sin clase, pero en este mundo dominado por personajes como las Kardashians, el andar con el nombre de las firmas por toda la vestimenta se ha convertido, otra vez, en una tendencia hot.
Símbolos de poder y status, de ostentosidad y de extravagancia, el poder dosificarlos depende de cada persona, porque hoy el abanico va desde los grandes logotipos de Balenciaga hasta los más sutiles de Ferragamo Para todos hay en la viña del señor.
"Hoy, en un mundo regido por las redes sociales, la gente busca, otra vez, sentir que forma parte de un grupo, de un colectivo, portando esas piezas que literalmente gritan de dónde proceden, aunque creo que hoy también se trata de ponerles un toque personal", afirma la experta en imagen Mónica Bravo.
Así, toda la ropa, desde la urbana o deportiva, hasta la de gala, se ha llenado de logos, que hacen saber al mundo que vestimos de alguna marca y eso es algo muy valioso en estos tiempos.
Versace, Dolce & Gabbana, Fendi, Vuitton, Loewe, Givenchy y Valentino se han unido, alegremente, a esta tendencia y han allanado el camino para firmas más accesibles, como Mango, Bimba y Lola, H&M y, por supuesto, Zara.
También tiene que ver con un empoderamiento económico que sigue reinando en el mundo.
"La gente que usa bolsas y prendas llamativas con los nombres o insignias de las firmas también está manifestando una posición social y un poder adquisitivo alto. Eso, a nivel psicológico, proporciona absolutamente seguridad", agrega Bravo.
No es de extrañar entonces que el negocio de prendas piratas se haya vuelto a disparar en todo el mundo, teniendo a China como el principal proveedor de estas piezas falsas que circulan por todo el planeta, y que son adquiridas por gente en busca de una identidad o de seguridad.
Hoy está bien llenarse de pies a cabeza de estos elementos que indican pertenencia.
"Puedes llevar una linda bolsa de Chanel en tu atuendo o un prendedor de Schiaparelli, si no te sientes bien verte como un gran anuncio de la firma. Finalmente, todos estos objetos denotan poder", subraya la experta.
Un ejemplo de este tipo de tendencia es la colección Crucero 2022 de Chanel.
Otros diseñadores, como Alessandro Michele para Gucci y Demna Gvasalia de Balenciaga, han llevado esta tendencia al máximo juntando varias referencias aparentemente inconexas.
Ambos pretenden que el llevar logotipos no sea sólo un posicionamiento de dinero, sino que implique una postura más social y profunda.