Oscar Esquivel | 30/09/2022 | 00:04
¿Quién no al recordar cosas felices esboza una sonrisa? Por satisfacción tal vez, orgullo personal, éxito, muchas veces la felicidad y triunfos de otros nos hace sentirnos plenos, de alguna manera esa conexión nos crea una sensación de paz.
Existe hoy una competencia política por alcanzar la felicidad personal y de los grupos que los sostienen, fuera de ellos la sociedad que gobiernan no lo ve así. La algarabía de triunfar sobre el oponente o haber realizado con éxito alguna obra pública, anunciarse en algún espectacular con un apersona de la tercera edad recibiendo alguna despensa, a un niño en una cama de hospital con tratamiento médico, una maestra feliz dando su catedra a niños de zonas marginadas, solo para atender sus necesidades de ser observados como políticos que comparten sus triunfos, haciendo gala de buenos gestores y comprometidos con una sociedad que no los ve igual.
Cierto, no toda la parafernalia que se establece alrededor de un político debe ser precisamente para enaltecer el ego del jefe, hay que promover la imagen, esa es la tarea, pero cuando está exagerada su presencia en medios de comunicación, en espectaculares, pendones, tarde que temprano, serán rebasadas las imágenes del bonachón y desprendido político, por cuestionamientos y resultados reales sobre su actuar. Con las mañaneras del presidente López Obrador con duraciones de más de tres horas, se da la oportunidad de debatir sus aciertos y sus pifias, como también, para él, la defensa del proyecto de la 4T, algunos criticarán este medio de comunicación, pero si lo vemos bien, es una oportunidad para cuestionar los logros y en ocasiones los disparates de la administración federal.
No se usted amable lector, pero creo que sí, nos gustaría ver al gobernador o presidentes municipales, abrir diálogos con la prensa libre y otra no tanta, a críticos, a la sociedad en general, por lo menos una vez a la semana, para conocer de ellos sus acciones a detalle, que conozcamos el porqué de sus decisiones, sean buenas o malas, la ciudadanía lo agradecería infinitamente, sería un espacio de verdadera democratización de la vida pública.
Dentro de los informes de gobierno estatal y de los diferentes municipios del estado potosino, se acentuaron dos principalmente, el del Gobernador Ricardo Gallardo y del edil Enrique Galindo, los dos con toques parecidos, la propaganda por el informe la adelantaron por más de 20 días, lo cual no está permitido por la ley de comunicación social, que dice …7 días anteriores al informe de labores y 5 días posteriores…pero la misma ley en aberrante contradicción …si es propaganda para los informes NO se considera comunicación social, quitando toda prohibición. Entonces ante esto, el ciudadano en total queda en total indefensión, solo ve como sus impuestos son gastados indiscriminadamente, en algo que se convertirá en basura en 15 días, ante esta ley no se puede recriminar nada.
Si bien en Gobernador Gallardo fue cauto en el manejo de su imagen personal, Enrique Galindo aprovecho la “cuchara grande” para promoción personal, ni las obras se publicitaron tanto como su figura dejándolas en letras chiquitas, sobresalió la persona y el nombre de Galindo.
Los recintos para los informes se convirtieron en verdaderos bunkers, parecía que entrabas a áreas de restricción ultrasecreta, desde la llegada en automóvil, por un lado, la Guardia estatal y por otro la “poliSía” capitalina en sus respectivas sedes, los invitados tuvieron que mostrar las invitaciones para estacionarse, ya a dentro, usted sabe, a los principales sillas y al peladaje bancas, todos invitados a modo. A la llegada, los mandatarios como en fiesta sorpresa, aplausos, vítores y halagos, las horas felices en su clímax.
Lo importante nunca se conoció, “todo esta sobre ruedas”, el habitante común como sabrá cuanto y como se gastó, para muchos no importan los números ni como se hicieron las obras, solo quieren ver resultados.
En fin, las obras existen, las acciones se hicieron, los informes se dieron, la felicidad de los políticos se manifestó, pero esta alegría de satisfacción de un año de trabajo ¿permearía en la población? Encuestas van y vienen, algunas exageradas, otras demasiado consentidoras, pero la verdadera encuesta es la última palabra que tenga la población y hasta hoy no la refleja en los engullidos rostros de angustia, por la falta de empleo bien remunerado y de no enconcontrarlo, de ver en las calles la miseria y el hambre, la violencia esta grabada en las mentes como una película repetida, el medio ambiente deteriorado sin futuro cierto para nuestros hijos, las políticas sociales limitadas “regalar en lugar de enseñar”.
Todo es político en aras de que me vean, pensamiento del político, ya no importa si miento o me aprovecho de las circunstancias para sobrevivir otro periodo, lo importante es verme feliz aún cuando no pueda transmitirlo a la sociedad.
Nos saludamos pronto.