Dr. Eugenio José Reyes Guzmán | 21/09/2022 | 00:49
En días pasados conversaba con mi amigo Cliff Paredes de la Universidad de Texas en San Antonio sobre los cambios de poder en el tablero geopolítico. Mi amigo me recomendó leer un libro de Peter Zeihan intitulado “El fin de este mundo es solo el comienzo”. El reconocido autor, nacido en Iowa y educado en diplomacia en la Universidad de Kentucky, habla del final de la globalización, de un vuelco hacia un regionalismo y decreta como indubitable ganador a los Estados Unidos. Claro, factores como el COVID-19, la invasión en Ucrania y la guerra comercial e ideológica entre China y Estados Unidos, son aves de mal agüero que trinan un panorama gris. Sin embargo, en la toma y daca geopolítica, el pensador norteamericano asegura que su país, a diferencia de China, saldrá victorioso.
Al igual que sucede con muchos gurús ungidos por ellos mismos, el contenido de su libro está magistralmente argumentado, pero notoriamente sesgado. Peter subraya con razón que, mientras a EUA le tomó casi 200 años llegar a ser la economía más grande del mundo, China está por alcanzarlo en solo 40 años. Dicha diferencia en tiempo de preparación y ajustes, insiste el interfecto, juega a favor del país de las 50 estrella. Para ilustrarlo, el autor hace un paralelismo con una disciplina deportiva afirmando que un atleta que desarrolla sus músculos poco a poco, a lo largo de los años, inexorablemente tendrá ventaja sobre quien lo hace en unos cuantos meses. Asimismo, al igual que un plátano madurado en forma natural en su macolla se podrá ver igual que otro madurado en un cuarto frío con etileno, según el sofisticado paladar de los enólogos, el sabor nunca será el mismo.
Aterrizando las desigualdades en períodos y hablando de cambios sociales, Zeihan sostiene que, contrario a los chinos, los norteamericanos han tenido tiempo para afianzarse económica, militar y geopolíticamente. Es verdad, desde el punto de vista monetario, solo por mencionar algunos indicadores, los EUA son el número dos en el índice de competitividad global, el número tres en el ranking de innovación mundial y el número uno en la clasificación internacional de ciencias. Más aún, Peter opina que la “fenêtre allongée” también ha sido benéfica para los EUA permitiéndole equilibrar las oportunidades en poblaciones rurales vis a vis las urbanas. Pudiéramos no coincidir a cabalidad con el autor, pero sí es cierto que muchos productores agrícolas norteamericanos destacan por su tamaño, eficiencia y rentabilidad. De hecho, nuestro vecino país del norte es el principal exportador del mundo en productos agroalimentarios.
El futurista escritor ni es un palurdo ni un improvisado, pero siempre será arriesgado pretender predecir el futuro y más cuando se afirma una supremacía “per secula seculorum”. Ya lo decía Laurence Peter: “Quien presagia es un experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no han sucedido hoy. El parcial especialista sostiene que nuestro socio del T-MEC produce el 95% del silicio del mundo, pero de acuerdo a la información de Statista, la mayor producción de ese elemento químico usado en los chips está en China con 6 millones de toneladas, seguido de 580,000 en Rusia y solo en un quinto lugar mundial con 310,000 están los EUA.
Bajo una óptica poblacional, el muy leído y popular Zeihan vaticina una reducción de un 50% en la población China para el año 2030. ¿Será? Me da la impresión de que muchos de sus lectores quisieran estar convencidos de ello. Es un hecho que la población del mundo envejece y no se renueva, pero la minería de datos de “Population Pyramid” estima la población de China en 1,402 millones para 2050 y 1,064 para el año 2100. Naturalmente la población de EUA seguirá creciendo al ser considerada la tierra de oportunidades para un millón de migrantes naturalizados anualmente, sumados a los ilegales.
Desde el punto de vista militar, con datos del “Lowy Institute Asia Power Index 2021” los Estados Unidos llevan la delantera mundial con una puntuación de 91.7, pero China le pisa los talones con 66.8 tantos. Esto obedece a su ingente gasto militar de USD$801 millardos, en comparación a los USD$293 millardos que “invierte” China. Sin embargo, hilando fino, con datos del World Population Review, China tiene 777 barcos de guerra y 79 submarinos comparados con 490 y 68 de los EUA. Igualmente, el país del dragón tiene más de dos millones de militares activos, mientras que el hoy en día país hegemónico tiene 1.39 millones. Claro, aunque son números fríos, habría que comparar peras con peras.
También el mentado analista geopolítico explica que, a través de la “pax americana”, EUA ofreció al mundo seguridad para navegar y comercializar a través de los océanos. Así es, pero la teoría del collar de perlas (String of Pearls) exhibe un corredor de puertos comerciales y navales desde Shanghái hasta el Cuerno de África, pasando por muchos países antidemocráticos, totalitarios y monárquicos, donde solo China tiene credenciales para entrar e incluso administrarlos. Nuestro vecino ya no es el único postor y, para muchas naciones ideológicamente antagónicas con los principios norteamericanos, tampoco el mejor. Insisto, nadie en sus cinco sentidos pudiera siquiera pensar en un ataque militar completo, sería una catástrofe y un suicidio.
Una última sentencia fatalista del estudioso de la geopolítica es que el año 2019 fue el último año de una economía global fuerte y que soplarán vientos fúnebres en materia de comercio internacional. Nuevamente, revisando los datos de comercio, desde 1950 a la fecha el intercambio de bienes y servicios ha crecido en forma casi ininterrumpida más de 4,000% y el año pasado el valor alcanzó el record histórico de USD$28.5 billones (millones de millones). Entonces Mr. Zeihan, “para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo”.
Lo que sí parece ser una tendencia es el “nearshoring”, “democracy shoring” o “friend shoring”. Es un retorno a políticas insulares extendidas a regiones y donde México pudiera tomar una enorme ventaja. Habrá sectores estratégicos o declarados como de “seguridad nacional” como medicamentos, minerales y chips que regresarán al continente americano. Es aquí donde, independientemente de estultas decisiones, México sería el franco ganador entre los países latinoamericanos, potencialmente acaparando más de la mitad de los USD$64,000 estimados por el Banco Interamericano de Desarrollo. Dios quiera.