Plano Informativo | 14/08/2022 | 01:30
EL conflicto, es algo imposible de evitar. Porque, en la convivencia, es imposible que no surja un conflicto. Ya que éste, también forma parte de la existencia humana.
Al convivir con tantas libertades, y con tan variados puntos de vista, es imposible, evitar los choques.
Porque cada quien, se aferra a su propia verdad; y lucha por imponerla, como si ésta, fuera lo único.
Pero, solo Dios, es el dueño de la verdad. Ya que Él, es el creador del universo, y bien sabe de lo que estamos hechos.
Con la llegada de Jesús, a este mundo, también llegó el conflicto. Porque cada uno ya tenia su propia verdad, que no coincidió con la verdad de Dios, y eso, es causa de incomodidad.
Jesús, trae consigo la verdad de Dios; y eso, va a encender fuegos, y a ocasionar divisiones.
El hombre, se instala en su propio mundo, con una manera muy subjetiva de mirar la vida; y vive aferrado a su creencia. Y una verdad, que es ajena a la propia, será la causa de un conflicto.
Por eso, dice el Señor: “ He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!...No he venido a traer la paz, sino la división “.(Lc.12).
Dios quiere la paz, pero antes de llegar a ésta, es necesario quemar la paja; y todo lo que oculta la verdad, e impide ver la luz.
Es cierto, que Dios no quiere la división. Pero sus palabras, provocan división; porque muchos, quedan heridos, por la verdad que proviene de Dios.
Dice la carta a los Hebreos: “Ciertamente, es viva la palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu…escruta los sentimientos y pensamientos del corazón”.(Hb. 4, 12-13).
Varios filósofos, como Sartre y Hegel, entre otros, han insistido, en ver el conflicto, como una forma fundamental de la convivencia humana.
Y en la era posmoderna, los gobiernos prefieren el consenso, antes que el conflicto.
Es más fácil, respetar lo que digan las masas, antes que la honestidad en buscar la verdad; ocupando la razón, y escuchando la voz de Dios.
Las mayorías, no son las que definen la bondad de nuestros actos.
Por tanto, no hay que temer al conflicto, cuando éste, es necesario para llegar a la verdad.
Una mentira, no sana la herida, lo que hace, es ocultar la verdad. Pero ésta, seguirá doliendo desde lo más profundo del alma.
Por eso, necesitamos reflexionar, y escuchar la voz del Señor. Porque en Dios, está la clave para obtener la paz.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez