No podemos pensar en un mexicano sin tortilla, así es, este manjar que forma parte de la identidad de toda una nación, que forma parte de México. La tortilla es un insumo principal y protagonista de numerosos guisados mexicanos; la consumimos en quesadillas, tacos, enchiladas, totopos, chilaquiles, tostadas y hasta como cubierto o acompañamiento de algún guisado. Pero de algún tiempo hasta la fecha, ha entrado al mercado el uso del maíz genéticamente modificado, que nos ha quitado el gusto de considerar a este alimento, como uno de los más sanos. Te explicamos el porqué.
¿Cómo es que estamos cayendo en el consumo de maíz genéticamente modificado?
Aproximadamente hace tres décadas, entraron en el panorama gastronómico, específicamente en el mundo de la tortillería, empresas como Monsanto, que se dedican a tratar este insumo y modificarlo genéticamente, por lo tanto la tortilla y sus derivados sufrieron severos cambios. Estas grandes compañías ofrecían en ese entonces un “mejor maíz”, modificado con una avanzada tecnología, facilidades y hasta oportunidades de trabajo.
¿Entonces cuál es el problema con el consumo de este maíz y estas tortillas?
Resulta que aproximadamente el 70% de maíz que consumimos en las tortillas que venden en el supermercado (e incluso en las tortillerías que encontramos en los mercados) se producen con harina de maíz Maseca (perteneciente al grupo Gruma/Monsanto). El problema es que en el último año, Monsanto ha sido protagonista de escándalos relacionados con el uso de pesticidas y elementos genéticamente modificados en sus plantaciones de maíz en México y el mundo, dando como resultado un producto de menor calidad, falto de proteínas y vitaminas y nocivo para la salud: un maíz lleno de transgénicos, que llegan a tu cuerpo y progresivamente lo dañan, de acuerdo a estudios proporcionados por la Asociación de Consumidores Orgánicos.
De acuerdo a información de Slow Food México y de la Asociación de Consumidores Orgánicos, en tres de cada ocho muestras de harina de maíz modificada Maseca, hay rastros de pesticidas, colorantes, saborizantes y un sinnúmero de químicos para lograr que las tortillas tengan mayor durabilidad.
¿Qué podemos hacer ante esta situación?
Lo mejor que podemos hacer es tratar de consumir la gran variedad de maíces criollos que existen en México y adquirir tortillas nixtamalizadas en algún molino que no utilice "harina de maíz" Maseca. Así estaremos apoyando a los productores y a nuestro México.
Lo que dicen las empresas que venden harina de maíz
Por otro lado, empresas como Monsanto/Gruma, la empresa fundacional del grupo y creada por el empresario mexicano Roberto González Barrera en 1949, establece en su página de internet:
“Maseca está hecha de maíz 100% natural y es vital para la buena alimentación por su altísimo aporte nutricional, ya que además está fortificada con vitaminas y minerales. Es sinónimo de salud y energía”, destaca, y añade: “La tortilla es fundamental en nuestra alimentación por lo que tiene un fuerte arraigo cultural y emocional. Sin perder este vínculo con el consumidor, la marca Maseca ha evolucionado para posicionar a la tortilla en el mundo de hoy, revalorándola como un alimento natural, sano y nutritivo”.
Lo que arrojan los estudios
Como contraparte, un estudio reciente, hecho a petición de la asociación Consumidores Orgánicos y que fue realizado en Estados Unidos, arroja que Maseca, firma mexicana de harina de maíz, líder global, vende el producto con presencia de transgénicos y glifosato, un herbicida considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como posible cancerígeno y ha destacado que las etiquetas de Maseca, la empresa líder en masa de maíz a nivel mundial, omite dicha información.
Es importante destacar que 98.6 por ciento de los mexicanos consume tortilla, de acuerdo a datos proporcionados por la Profeco.