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Muestra lucha de muralistas mexicanas contra el machismo

Agencia Reforma | 29/07/2022 | 03:23

En el movimiento muralista, las artistas mujeres no sólo fueron modelos y asistentes como comúnmente se cree, sino que muchas de ellas, y desde épocas muy tempranas, realizaron obras murales de su propia autoría.

 

 Así lo prueba la investigadora y profesora, doctora en Historia del Arte por la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey Dina Comisarenco.

 

Sin embargo, el trabajo de muchas de ellas fue invisibilizado y truncado por muchas medidas calificadas por la experta como misóginas.

 

Según su investigación, en el periodo comprendido entre 1920 y 1970 las muralistas mujeres fueron muchas menos que los muralistas hombres: alrededor del 13 por ciento y realizaron menos obras, del promedio de 20 obras realizadas por hombres solo tres fueron hechas por una artista mujer.

 

 "Aquí el caso más dramático es el de María Izquierdo que en 1945 consiguió una comisión muy importante para un edificio gubernamental, que al poco tiempo le fue cancelada, aparentemente por recomendación de un comité de pintura mural compuesto por los así llamados tres grandes", explica la experta

 

Según denunció la propia Izquierdo en 1945 el jefe del Departamento Central del Distrito Federal comisionó a Izquierdo para la realización de un mural para la escalera del Palacio de dicho departamento pero tras varias excusas y dilaciones, el contrato fue definitivamente cancelado. Se cree que por consejo de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, que habían conformado un comité de pintura mural y recomendaron cambiar la comisión a un edificio menos importante como un mercado o una escuela.

 

 "Izquierdo sufrió mucho a raíz de este dramático incidente, pero tuvo la claridad y la valentía necesarias para analizar y denunciar lo que en efecto estaba sucediendo con el movimiento muralista que inició con gran idealismo como un movimiento que buscaba democratizar la experiencia artística ampliando el público de arte y dejando fuera las consideraciones mercantiles, pero que en lo que hace a los mismos artistas, no siempre resultó tan incluyente, ni tampoco tan abierto a otros estilos y concepciones artísticas como hubiéramos deseado", dice Comisarenco.

 

La doctora ofreció una charla en el Museo Cabañas este jueves sobre las mujeres en el muralismo mexicano, tema del que incluso ha escrito un libro titulado "Eclipse de siete lunas" publicado por la editorial Artes de México.

 

Allí explicó que en el siglo 20 así como Izquierdo, muchas muralistas no pudieron plasmar sus obras en el espacio público.

 

 Las dificultades experimentadas por las artistas mujeres fueron muy variadas, según la experta la mayor parte tiene que ver con la formación.

 

"Para pintar un mural es necesario no sólo aprender cuestiones formales y técnicas desde el punto de vista teórico, sino a través de la práctica, que es en este caso un elemento fundamental. Consiguientemente para poder aprender era necesario comenzar como asistente de algún artista, y esto no siempre resultaba fácil", explica.

 

"La segunda gran dificultad que enfrentaron las artistas muralistas fue la de conseguir comisiones donde poder plasmar sus mensajes", dice.

 

La tercer gran dificultad, según Comisarenco, tiene que ver con la crítica, pues la mayoría de sus obras no fueron estudiadas ni reproducidas en su propia época, provocando así su borramiento simbólico y en algunos casos incluso real, pues al no tener información de su valor su conservación resulta otro desafío.

DE GRAN VALOR Aunque en porcentaje fueron menos las muralistas mujeres que los hombres, la investigadora señala que dichas artistas mujeres y sus obras en promedio revisten una gran importancia tanto histórica como estética.

 

 "Desafían y desmontan de forma clara y contundente muchos de los prejuicios de género que todavía existen en el imaginario colectivo que sigue creyendo que el movimiento muralista mexicano fue un dominio, exclusivamente masculino", dice.

 

Según Comisarenco el muralismo hecho por Aurora Reyes o las hermanas Grace y Marie Greenwood son un legado que demuestra la fuerza y talento con el que las artistas mujeres expresaron sus visiones del mundo en el ámbito público.

 

"Las muralistas mujeres ampliaron la temática y los estilos propios de la pintura mural enriqueciendo al movimiento notablemente y a la historia misma de las mujeres a través del tiempo".

 

 ¿Qué se pierde en un país sin la visión de las mujeres sobre los acontecimientos sociales y políticos, estéticos incluso, que ocurrieron en el siglo 20?

 

Según Comisarenco las obras murales, tanto de las creadas por hombres como de las creadas por mujeres, ayudan a conocer más a profundidad algunos de los mecanismos de la construcción de la identidad de género y en este sentido, resulta revelador la diferencia de esa representación entre hombres y mujeres.

 

"En varias de las obras creadas por muralistas hombres las mujeres somos representadas con formas generalmente estereotípicas, que resaltan la maternidad, la abnegación y el sufrimiento, mientras que en las creadas por muralistas mujeres, suelen aparecer mujeres desempeñando roles más activos y protagónicos que nos permiten conocer el importante papel social y cultural desempeñado por las mujeres a través del tiempo. Si no conocemos la visión de las mujeres nos perdemos gran parte de la historia de los aportes que el género femenino ha hecho a la cultura".