Jueves 18 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

La joya que se están jugando

José Luis Solís Barragán | 18/07/2022 | 01:59

La elección del titular de la gubernatura del Estado de México ha sido sin duda un elemento relevante en el sistema político nacional, no solo por el número de votantes y recursos que concentra la Entidad Federativa, sino que se debe sumar la trascendencia de sus gobernadores y sus cúpulas partidistas.

 

El Estado de México ha sido sin duda un paso importante, más no decisivo en los procesos electorales anteriores, no se debe olvidar que sus gobernadores han brincado a la aspiración presidencial y la necesidad de retener la gubernatura le da una trascendencia diferente.

 

Arturo Montiel aspiró a ser presidente en el año 2006, fue sin duda un duro contrincante de la dirigencia tricolor de Roberto Madrazo, pero en plena crisis post derrota del 2000, se aseguró la continuidad del PRI a través de la figura de Enrique Peña Nieto.

 

Para el año 2011, las aspiraciones de los peñistas a la candidatura presidencial estaban completamente abiertas, pero la oposición encabezada por el PAN aspiraba a construir una coalición que frenara la popularidad del mexiquense y ello le daba aires de importancia a la elección.

 

En el 2017 el PRI cargaba en su espalda los estragos de las derrotas y la caída en la popularidad del Presidente y frente a ello, la cúpula tricolor apostaba por una candidatura excesivamente cercana a Peña Nieto, tan cercano como el parentesco permitía; y ello nuevamente maximizaba la importancia de la elección.

 

Fue sin duda una elección cerrada, pero el PRI logró retener la gubernatura, convirtiéndose en uno de aquellos Estados que siguen sin vivir una alternancia de partido, lo que lo convirtió en un bastión trascendental, sobre todo para el partido que empezaba a dar muestras de debilitamiento.

 

Para este 2023, nuevamente estará en juego esta joya de la corona, nuevamente la moneda está en el aire y las dirigencias partidistas vuelven a potencializar los efectos de la renovación de está gubernatura, todo el oficialismo y la oposición se volcará, haciendo sin duda que adquiera mayores dimensiones de las reales.

 

El Estado de México no es una elección decisiva, en 1999 el PRI la conservó y no logró retener la presidencia del país; para el 2005 se alzó con la victoria y en la elección del 2006, se desplomó a un tercer lugar; lo que nos muestra que no es determinante, pero si es lo suficientemente importante por ser la antesala de la presidencial.

 

La investigación a Peña Nieto y los ataques a la dirigencia priista no son situaciones al azar, en realidad pareciera que todos los cañones apuntan a esa elección, el problema es que doblar de esta forma la apuesta, puede ser la perdición de sus jugadores.

 

A este ritmo, si la oposición retiene esa gubernatura se verá fortalecida rumbo al 2024, y para MORENA puede ser visto como el gran bache que descarrile a la locomotora que hoy se asume como invencible; pero si MORENA gana, la oposición se alejará cada vez más, del sueño de ser competitivo en la próxima elección presidencial.