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Diálogo interno, una practica que te ayudará en la toma de decisiones

Agencia Reforma | 27/06/2022 | 14:47

Seguro has escuchado esa voz que a veces suena en tu cabeza, te dice cosas, te hace preguntas y en ocasiones te responde.
 
No es para nada algo de locos, como a veces se piensa. Al contrario, especialistas afirman que el llamado diálogo interno es una cualidad del ser humano que todos pueden desarrollar y deberían poner en práctica para vivir mejor.
 
"El diálogo interno son esas conversaciones que tenemos en silencio. Son esas voces que se escuchan dentro de nosotros", señala la psicóloga Isabel Centeno.
 
"No es algo que necesariamente se verbalice, algo que se diga en voz alta, pero dentro de nosotros existen esas conversaciones", agrega Centeno, también especialista en escritura terapéutica.
 
Estos diálogos pueden surgir de situaciones tan cotidianas hasta aspectos muy profundos de la vida.
 
Son, por ejemplo, esas charlas que tienes contigo mismo cuando suena la alarma en las mañanas y te preguntas: ¿Me levanto o duermo otros cinco minutos? O cuando en la noche recuerdas esa discusión que tuviste y te cuestionas: ¿Estuvo bien lo que dije? 
 
Seres más reflexivos 
 
¿De qué sirve hablar con uno mismo? 
 
"Nos ayuda a resolver un problema en determinado momento o encontrarle una solución a una situación", indica David Guerra, psicólogo clínico y Líder Nacional de Bienestar en la Universidad TecMilenio.
 
Esto ocurre porque un verdadero diálogo interno implica reflexionar.
 
No se trata sólo de que cruce un pensamiento por la cabeza y dejarlo ir, sino de abrir una conversación a partir de ello, es decir, permitir un análisis.
 
"Eso es algo necesario para poder darle un repaso a las cosas que estamos viviendo durante el día, para cuestionarnos nuestras propias opiniones o la manera en que actuamos ante una situación, cómo reaccionamos", explica el psicólogo Guerra.
 
"Reflexionar nos sirve para tomar una decisión más asertiva o más atinada en determinada situación".
 
A las personas impulsivas que actúan sin pensar o medir las consecuencias, ejemplifica, les ayuda a analizar mejor antes de tomar una decisión.
 
Otra característica del diálogo interno es que ayuda a conocerse.
 
"Conocernos sirve para descubrir qué nos hace felices", apunta la psicoterapeuta Martha Patricia Zavala, especialista en clínica con niños y adolescentes. "A reflexionar sobre nuestros deseos, sobre nuestras prioridades, sobre nuestras formas de ser felices".
 
Las distracciones 
 
Si es de tanto beneficio, ¿por qué no es algo que todos hacen? De entrada, este diálogo no se da de forma automática, sino que se tiene que desarrollar.
 
Uno de los principales obstáculos para hacerlo es el estilo de vida acelerada de la sociedad actual. Muchos dicen no tener tiempo.
 
"Ahorita hay muchas crisis de pánico en adolescentes y adultos, y creo que eso tiene que ver con la ausencia de reflexión", menciona la psicoterapeuta Zavala.
 
"Estamos corre y corre y corre, que cuando paramos nos damos cuenta de que no estamos haciendo lo que nos gusta".
 
Otra barrera es la distracción.
 
Como reflexionar puede ser complicado porque toca aspectos difíciles de la mente, resulta más fácil distraerse con televisión o internet que ponerse a pensar.
 
"En lugar de sentarme a pensar por qué me siento así o qué pasó, prendo la televisión", dice el psicólogo Guerra. "Entonces mi atención se concentra en aquello y me olvido de mí".
 
¿Y cuáles son las consecuencias de no hablar con uno mismo? 
 
"Cuando no tenemos estos espacios de reflexión, de discernimiento, vamos actuando de una manera muy mecánica e impuesta por la sociedad", afirma Javier Gutiérrez Ornelas, médico y director de Mindfulness Monterrey.
 
"Puede llegar el momento en que la persona no encuentra un lugar en la vida y obviamente le lleva a perder motivación, inspiración".
 
Hablar consigo mismo 
 
Lo principal para hablar con uno mismo es darse tiempo.
 
"De la misma manera que hacia afuera necesitamos dedicar tiempo para poder dialogar (con otros), así es hacia adentro", dice la psicóloga Centeno.
 
Hay muchas formas de hacerlo, pero la recomendación de los especialistas para quienes van a comenzar a practicarlo es dedicar unos momentos al día.
 
El tiempo varía según cada quien: pueden ser tres minutos o una hora.
 
No es necesario sentarse en posición de loto y cantar un "om". Se puede hacer sentado o acostado.
 
"Lo que sí se recomienda es hacerlo en reposo", indica el médico Gutiérrez.
 
"Si nosotros vamos conduciendo, si nos estamos bañando, si estamos desayunando, estaríamos entrando en un piloto automático con mayor estrés cerebral y obviamente no nos va a ayudar".
 
Con toda la atención enfocada en el momento, puedes empezar lanzando una pregunta como ¿cómo me siento hoy? o ¿qué es lo que más me gusta de mi trabajo? También puede ser un concepto en general: familia, salud o la vida.
 
Lo importante, reiteran los expertos, es abrir paso a la reflexión.
 
Si se vuelve complicado tener un diálogo hacia adentro, se puede empezar por afuera.
 
"Párate enfrente del espejo y pregúntate", aconseja el psicólogo Guerra. "Es como estar dialogando con alguien".
 
A los adultos se les recomienda empezar a fomentar esta reflexión en los niños y adolescentes a través de las preguntas.
 
Cuestionarle, por ejemplo: ¿cómo te has sentido?, ¿cuál fue el mejor momento de hoy o el más triste? "No interrogar, no dar la respuesta", aclara la psicóloga Zavala, "sino invitarle a pensar".
 
Inicia la reflexión 
 
Recomendaciones que pueden ayudar a iniciar el diálogo con uno mismo: 
 
- Pon toda tu atención. No hagas otra cosa al mismo tiempo.
 
- Destina primero unos momentos sólo para respirar en calma.
 
- Lanza una pregunta o un tema para reflexionar.
 
- Habla contigo frente al espejo.
 
- Lleva un diario en donde escribas pensamientos y emociones.