A un mes de haberse anunciado el Paquete Contra la Inflación y Carestía (PACIC), con el cual se busca evitar un alza en el precio de la canasta básica, las amas de casa están optando por comprar vísceras, alitas y pescuezos en lugar de pechugas, piernas y muslos de pollos, indica la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), de acuerdo con información pubicada por Forbes.
Las amas de casa, dice la organización, siguen haciendo malabares para realizar las compras de alimentos.
En lo que respecta a frutas, verduras y legumbres, han optado por la compra de productos de menor calidad, con menores nutrientes, y no muy buen sabor, sostiene la ANPEC en un boletín.
En lo que respecta a granos como frijol, arroz, azúcar y lenteja, se están surtiendo a granel, dejando a un lado las presentaciones de marca y no importando la merma y la mala calidad del producto, añade la alianza.
De acuerdo con un reporte reciente emitido por la consultora Kantar, la preferencia de los mexicanos por comprar a granel presenta un crecimiento de 5%.
Reprueban el proyecto para contener la inflación
El Paquete Contra la Inflación y Carestía del gobierno federal tiene un impacto nulo, considera la ANPEC.
Refiere que se atraviesa una urgencia económica por la carestía de los alimentos que en muchos casos obliga a abstenerse de comprarlos.
Por su lado, la organización México ¿Cómo Vamos? considera que el PACIC tiene medidas muy específicas que no buscan corregir a mediano y largo plazo las deficiencias que tiene la economía mexicana para contener los precios.
El think tank hizo una propuesta para la contención de los precios, cuenta Eduardo González Gómez, investigador de dicho centro.
Describe que fue incluso antes de que se presentara el PACIC que habían urgido a proteger a los hogares de menos recursos.
“No se cumple que el plan (PACIC) tenga una medida que busque que no se reduzca el poder adquisitivo de los hogares más pobres”, expone en entrevista.
El subsidio a la gasolina, como una de las medidas gubernamentales contra la inflación, es un programa regresivo porque tiene impacto en los hogares de mayores ingresos, que son los que tienen un mayor consumo de gasolina, advierte González Gómez.
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