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Despiden a LEGOM, dramaturgo disruptivo y honesto

Agencia Reforma | 24/05/2022 | 01:37

Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (Guadalajara, 1968), mejor conocido como LEGOM, es recordado como un artista políticamente incorrecto, un hombre que no se guardaba sus críticas y que escribía sobre México sin cortapisas, con honestidad y crudeza.

 

 La obra del dramaturgo, fallecido este lunes a los 53 años, fue fiel reflejo del País contemporáneo, un territorio hostil, violento, clasista, homófobo y racista, y rompió con sus historias con toda una tradición en el teatro nacional, inyectándole nuevos bríos a la escena, según advirtió el director, Víctor Castillo, quien fue su amigo cercano por más de 20 años.

 

 El suyo, añadió, fue un espíritu disruptivo y honesto.

 

 Decidió dejar Jalisco a inicios de los 90 por el hastío que le producía la escena cultural local. "Nunca le interesó vivir en Guadalajara; tampoco regresar", confesó el director de escena.

 

 Padecía vivir en su ciudad, no soportaba el conservadurismo, la burocracia cultural, la simulación en todos los escenarios; había enojo cuando hablaba de la geografía tapatía, porque la capital tapatía lo traicionó siempre, recordó, por su parte, el músico y compositor Álvaro Abitia, su amigo por casi tres décadas.

 

 "Sufrió la mediocridad del medio literario; sufrió de primera mano la Guadalajara que se niega a sí misma".

 

 Por ello, decidió trasladarse a Querétaro y, unos años después, mudarse a Xalapa, donde falleció a las 12:50 horas tras permanecer casi seis semanas en terapia intensiva por una infección que se le complicó a causa de un padecimiento renal que tenía desde hace más de 15 años y que lo mantenía entre la vida y la muerte.

 

 "No le tenía miedo a la muerte, mucho menos a los críticos; escribía de manera muy descarnada historias que te daban un golpe en el hocico. Así de ruda era su dramaturgia, y eso me apasionó siempre de sus textos", recalcó Castillo, quien montó cuatro obras de la autoría de LEGOM: Sensacional de maricones, Demetrius, Civilización y Lampart.

 

 "Siempre fue descarnado en sus textos", definió.

 

 "Sensacional de maricones habla sobre un 'jotito' de rancho... Y lo digo así porque él así lo decía: 'Es la historia de un jotito de rancho que se va a la ciudad a buscar una mejor fortuna, pero se enamora del patrón de la casa en la que trabaja'. Él así lo decía, y ésta no es más que una parodia de una telenovela clásica mexicana, pero la manera en cómo dialogaban los textos fue lo primero que me impactó; esa forma tan ruda de contar una historia".

 

 Las historias de LEGOM fueron siempre un referente para la escena teatral nacional, y se montaron en diversos estados, incluida la Ciudad de México, pero también cruzó fronteras a través de festivales escénicos de Edimburgo, Nueva York, Bogotá y Montreal.

 

 "Nos regaló 20 años de una dramaturgia muy distinta a lo que se había escrito a finales del siglo 20, que era el costumbrismo absoluto de esta generación de Sabina Berman, de Víctor Hugo Rascón Banda, de Tomás Urtusástegui; nos cambió un poco el chip", consideró, por su parte, el crítico y director de teatro Enrique Olmos de Ita, vía telefónica desde Xalapa, donde acompañaba a Kay Sánchez, esposa del autor.

 

 "Era políticamente incorrecto en el teatro y fuera de él, pero era sumamente cariñoso, muy generoso con la gente que tenía cerca. Realmente era un gran amigo de sus amigos".

 

 El también narrador, poeta, ensayista y editor, escribió también obras como Las chicas del 3.5'' floppies, De bestias, criaturas y perras y Odio a los putos mexicanos.

 

 A lo largo de su carrera, recibió diversos reconocimientos, como los premio Juan Ruiz de Alarcón, el Nacional Manuel Herrera y el Iberoamericano de Dramaturgia, así como el Fringe First Award de Edimburgo, entre otros.

 

 "Tenía una salvaje manera de abordar la condición humana, es un grande", resumió Abitia.

 

 "Creo que LEGOM va a pasar a la historia como uno de los grandes dramaturgos mexicanos de finales del siglo 20 y principios del 21".

 

 Y además destacó como un gran impulsor de la joven dramaturgia.

 

 La admiración que se tenía a su obra y su legado se reflejó en los mensajes de pésame que tanto integrantes del gremio como instituciones culturales nacionales publicaron en distintas redes sociales.

 

 "Lamentamos profundamente la pérdida de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio. Gran dramaturgo, compañero, amigo e integrante de la Orteuv (Organización Teatral de la Universidad Veracruzana). Enviamos nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos. ¡Larga vida a su memoria teatral!", publicó, por ejemplo, la Universidad Veracruzana.

 

 Mientras que la iniciativa de divulgación de teatro Dramaturgia Mexicana resaltó su genio y talento, y calificó su obra como "magistral", pues abrió caminos para el nuevo teatro nacional.