Dr. Jaime Chalita Zarur | 14/05/2022 | 17:20
Desaparecidas, asesinadas, en tráfico de personas, drogadicción, mucho más es lo que se vive y el retorno a una vida de paz se tiene que construir entre todos
Nuestro País vive los momentos más complicados que pueda yo recordar en muchos años. La conciencia social está casi terminada; la separación y confrontación social, se manifiesta en cualquier esquina y desde el hogar, igualmente.
La lucha por el sustento se convierte en feroz, mancillando, ultrajando, violentando, todo cuanto se nos facilita; el desayuno de cada día, ya no nos inquieta, la indignación se nos olvidó y, la violencia la venos ya, como parte del escenario cotidiano.
Se ha quebrado el pacto social, no existe ya. Existe la posibilidad que ni siquiera se conozcan las obligaciones comprometidas como miembros de un núcleo social. Es por el contrario que nos hemos centrado solo en exigir derechos, sin ser personas cumplidoras de obligaciones legales.
La fortaleza es la ley que se cumple y el desatino social es buscar la forma de burlarla. Ello nos ha debilitado enormemente. Usualmente cuando somos víctimas y, cada vez más todos los días, volteamos a la autoridad, lo cual es preciso pero, me da la impresión que muchas respuestas está en la persona.
Los medios de comunicación están llenas de reclamos por lo que se vive: lo mal que vivimos. Lo cotidiano lo hacemos Usted yo, pero también, los demás. La consciencia social está desapareciendo terriblemente.
La impunidad nos maltrata y, como no. Un ministerio público tiene más de 150 asuntos que tratar, y no da la vida para hacerlo con detalle par que las cosas salgan bien o, cuando menos medianamente bien. Pero ¿que pasaría, si los padres y madres iniciásemos tomando el control de nuestros hijos e hijas, previniendo. Una tarea por demás ruda, pues dejamos crecer sin rumbo los nuestros, entregados al materialismo y las comodidades hedónicas.
En primer término, ahorraríamos sufrimiento de ver a nuestros familiares heridos, golpeados o, muertos. Caray cuando menos, tendríamos la oportunidad de disminuir los efectos más negativos de una sociedad que se está muriendo, ahogándose en una descomposición que, pareciera irreversible.
Desde luego, no se trata de exentar a las autoridades del cumplimento de su deber, por supuesto que es exigible pero, hay una corresponsabilidad que no se ha entendido bien. Una sociedad sin gobierno es una, sociedad anárquica y donde reina la ley del mas fuerte, un gobierno sin sociedad no tiene sentido su existencia. La dimensión de esta postura está aún por ser valorada por gobiernos y gobernados.
Existe ya, la necesidad de refundar la relación gregaria, fundada en el respeto al imperio de la ley, para que en su cumplimiento, tengamos el derecho de ser exigente, en contra de quienes la violan, incluyendo a quienes gobiernan.
Si nos duele la desgracias que vivimos, hagamos lo conducente para salir adelante y terminar con la noche más obscura y dolorosa de Mexico que, nada tiene que ver el neoliberalismo o, los conservadores. Somos gobierno y gobernados y cada quien deberíamos cumplir nuestras obligaciones.
@jaimechalita