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¿En dónde invertirías?

Dr. Eugenio José Reyes Guzmán | 11/05/2022 | 08:08

Durante el Foro de Industriales de Concamin la semana pasada, el periodista Leo Zuckermann lanzó la siguiente provocadora pregunta: Si tuvieras USD$1 millón disponible, ¿en qué país de América Latina lo invertirías? Naturalmente la respuesta pudiera tener cierto sesgo al ser formulada a mexicanos, pero la realidad es que una clara mayoría eligió a México.

 

“Vayamos por partes dijo el carnicero”. Es una realidad que México no ha crecido, que es un lugar violento y que no hay estado de derecho, pero también es cierto que tiene algunos factores particulares a su favor, unos circunstanciales y otros desarrollados.  

 

Por un lado, un factor de competencia aprendido y con mucho sufrimiento es su experiencia paliando crisis económicas como la del 76, 82, 86 y 94, todas ellas ocasionadas por malos manejos del gobierno federal. Pero no solo eso, para bien o para mal, el aprendizaje de dicho pesar auto inducido, dejó al país bien parado para afrontar otras crisis de carácter global como la “.com” en 2001 y la “Subprime” del 2008. Sin duda, México se educó con sus errores, fortaleció sus instituciones, reguló a las sociedades financieras y salió mejor librado de las crisis que naciones como España, Portugal y Grecia. ¿Y qué fue lo que aprendió?

 

Pues bien, el primer aprendizaje fue el desarrollar estructuras sólidas, con uñas y dientes y autonomía de gestión. Así es, con datos comparativos de la “BBVA Research”, las políticas neoliberales dejaron mas o menos blindado el andamiaje estructural mexicano. Para ponerlo en perspectiva y cotejando el “error de diciembre” con la crisis del COVID-19, la hiperinflación en 1994 era de 52% mientras que 27 años después fue de 5.8%. Con respecto a reservas internacionales, a finales de 1994 eran solo USD$6,300 millones versus USD$193,000 millones en 2021. Para dicha primera crisis, las remesas internacionales y las exportaciones eran de USD$4,400 y USD$63,000 millones respectivamente, mismos que palidecen al confrontarlos con los USD$49,000 y USD$369,000 millones que ingresaron al país cuando el virus paralizó al mundo. 

 

Caray, juzgando solo por esos datos macroeconómicos parecería que a México se aplicó y no le fue tan mal, pero no fue así. La caída en el Producto Interno Bruto, -8.5%, fue la peor que desde 1930, más aguda que la de 1994 con -6.3%. Pues bien, ¿qué hubiera sido de la nación de no haber tenido instituciones sólidas que contuvieron las inenarrables consecuencias del virus? Gracias a Dios, aunque recientemente bajo ataque, sí las tiene.

 

El segundo aprendizaje fue el capitalizar su ubicación estratégica, factor circunstancial, de cara a la economía más grande del planeta desde la segunda guerra mundial. Números más, números menos, se estima que el 80% de la recuperación económica obedece directa o indirectamente a las exportaciones. Aunque en forma coyuntural hubiesen sido dos claros momentos, la verdad es que, por enésima ocasión, prácticamente año con año, el motor del crecimiento nacional obedece sustancialmente a las exportaciones. Es aquí donde, una vez más, en ese sentido solo hay dos naciones geográficamente bendecidas y una de ellas es México.

 

Un factor coyuntural en ciernes en el cual México debe profundizar es la guerra ideológica y comercial entre China y EUA. Dependiendo de cómo el país juegue sus cartas, pudiera presentarse como una opción viable para las empresas norteamericanas que deseen regresar a producir cerca de casa, “near shoring”, o para las empresas asiáticas que sólo encontrarían puertas abiertas produciendo en algún país del T-MEC. Nuevamente, México es visto como la novia bonita, pero la pudieran dejar vestida y alborotada si no cuida los detalles de la boda con su príncipe consorte.

 

Y volviendo a la pregunta de Leo Zuckermann, dada la naturaleza infiel, líquida y golondrina de las inversiones, ¿en qué país de América Latina invertirían los empresarios europeos, asiáticos o americanos? Espero en Dios que estén convencidos de que no hay mal que dure cien años, que la 4T pasará y que México sigue siendo la mejor opción, no solo por EUA, sino por las lecciones aprendidas e implementadas.