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La libertad de expresión

José Luis Solís Barragán | 11/05/2022 | 08:05

En nuestro país, desde hace muchos años, el ataque a los periodistas ha sido un tema recurrente y sin duda alguna, una muestra clara que aún nos falta un largo camino por recorrer para lograr nuestra consolidación democrática.

 

Oscar Chávez, en el año 1988, lanzó una canción denominada: “la libre opinión”, a lo largo de la composición, se narran una serie de atentados contra periodistas, las formas en como el Gobierno sutilmente frenaba la libertad de expresión en los medios de comunicación y el poco interés que propiciaba este tema para las autoridades.

 

A más de tres décadas de esa canción, no podemos decir que hemos logrado garantizar el pleno ejercicio de la libertad de expresión, toda vez que solamente en este año, en menos de cinco meses, han sido asesinados nueve periodistas, cifra que confirma que México, es uno de los países más inseguros para ejercer está profesión.

 

Las cifras de atentados contra periodistas, trasciende a los Gobiernos y a los partidos políticos, es decir estos hechos se dieron con los gobiernos priista, panistas, perredistas y ahora morenistas, y ninguno ha logrado dar protección a los individuos que ejercen está profesión.

 

Sin duda alguna, la libertad de expresión ha tenido importantes avances si consideramos la dictadura perfecta y las formas “sutiles” que el Gobierno ejercía para silenciar los medios de comunicación, pero la realidad, es que si el periodismo pone en riesgo la vida del quien lo ejerce, no podemos hablar de democracia.

 

Es cierto que hoy en día, el Gobierno no es el único proveedor de papel periódico, o ya no es tan común ver atentados en los medios de comunicación, pero hoy la sutileza pudiera hacer parecer imperceptible la censura, tal es el caso de la alta discrecionalidad en el gasto de propaganda gubernamental o incluso la “rescisión de relaciones laborales con periodistas incomodos” y en casos mucho más descarados, el asesinato del periodista.

 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha establecido que la libertad de expresión es un derecho que avanza en dos sentidos diferentes, por un lado, la libertad del individuo de expresarse sin ningún tipo de atadura o de censura, mientras que el segundo sentido, es el derecho a la información que tenemos ciudadanos, por ello este Derecho, es un pilar esencial de la democracia.

 

No puede entenderse una democracia, sino se cuenta con una plena libertad de expresión, sin periodistas que hagan su trabajo y desnuden al poder, la corrupción y la desviación de la Ley; pero para que ellos cumplan con su función, es importante que, como Estado, los protejamos y les brindemos garantías mínimas para el ejercicio de su profesión.

 

Es inaceptable que, en un país, en que se presume que se avanza en la transformación de la vida pública, no se garantice la libertad de expresión para los trabajadores de los medios de comunicación, es increíble que, si “sepultamos” la dictadura perfecta, con las alternancias políticas, no estemos tan lejanos de aquellos años del PRI y sus ataduras que imponían a los medios de comunicación.

 

Aquella canción de 1988, podemos actualizarla solamente intercambiando los nombres de Manuel Buendía, Félix Miranda y Linda Bejarano; por los de Armando Linares, Lourdes Maldonado y Juan Carlos Múñiz; y las decenas más de periodistas que ayudaron a mostrar a nuestro México, tal cual es.

 

Es importante entender que no estamos hablando de una responsabilidad del Gobierno, sino que es una corresponsabilidad de Estado, por lo que es vital que como sociedad también contribuyamos a brindar mayor seguridad a los periodistas, y para ello, se necesita disminuir el discurso de polarización contra los críticos gubernamentales.

 

Para todos aquellos periodistas que han dado la vida por el ejercicio de su profesión, nuestra gratitud y respeto; para los periodistas que aún dan la batalla por la libertad de expresión, nuestro acompañamiento y compromiso de ser una sociedad más activa y para las autoridades aquella frase de Oscar Chávez: “no hay condolencias que valgan, ya la gente está indignada.”