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Nayib Bukele, 'la bestia política' y del marketing

Agencia | 07/05/2022 | 14:05

Hace una década, mientras estaba metido en la industria publicitaria, nadie imaginaba que Nayib Bukele, quien estaba a punto de cumplir 30 años, sería uno de los Presidentes más votados de El Salvador.
 
 Era 2011, iniciaba entonces su carrera política con el Frente Farabundo Martí por la Liberación Nacional (FMLN), el partido de la ex guerrilla al que llegó gracias a las conexiones de su padre, Armando Bukele, un multifacético hombre de negocios descendiente de migrantes palestinos.
 
 Nayib era un joven publicista que desencajaba con la línea izquierdista de la formación: venía de una familia adinerada, creció en un vecindario de clases medias y altas, y era ostentoso, "muy alejado del estereotipo de militante de izquierda", cuenta en entrevista Gabriel Labrador, periodista salvadoreño de El Faro, medio independiente de investigación.
 
 El FMLN, que recién en 2009 había logrado llegar al Gobierno central con Mauricio Funes como Presidente, había abierto la puerta a nuevos liderazgos para conquistar territorios que tradicionalmente habían sido gobernados por la Alianza Republicana Nacional (Arena), y uno de ellos era el Nuevo Cuscatlán, un municipio a las afueras de la capital de poco menos de 7 mil habitantes, para el que Bukele parecía el candidato ideal.
 
 "Creo que en ese momento nadie dimensionó la bestia electoral y política que era", sostiene Labrador.
 
 "Había un candidato ya asignado por el partido, y de los líderes departamentales del FMLN en ese momento logran maniobrar internamente para apartar al que habían designado y poner ahí a Nayib, eso es lo único que sé".
 
 Nayib nació en San Salvador, el 24 de julio de 1981. Es el primero de los cuatro hijos del matrimonio entre Armando Bukele y Olga Marina Ortez, pero también es el quinto de los 10 hijos que tuvo en total su padre con diferentes mujeres.
 
 Don Armando, fallecido en 2015, era un próspero hombre de negocios de textiles, industria farmacéutica, publicidad y medios de comunicación, y también fue líder fundador de la comunidad musulmana en el país desde 1992. Tenía relación tanto con altos empresarios, como con altos políticos, principalmente de izquierda.
 
 Recién graduado del bachillerato, cuando tenía poco más de 18 años, Nayib heredó el mando de una de las empresas de publicidad de su familia, Obermet, desde la cual llevó las campañas electorales del FMLN a partir del 2000. En esa década conoció a su actual esposa, Gabriela Rodríguez, con quien tiene una hija, Layla.
 
 Doce años más tarde, la misma Obermet llevó su campaña en Nuevo Cuscatlán, pero con un enfoque distinto al de los políticos tradicionales, tanto del Frente como de Arena, incluso alejándose de los símbolos del FMLN incluyendo el color -empezaba a asomarse el cian del actualmente oficialista Nuevas Ideas- y logró triplicar los votos del partido de la elección anterior.
 
 En ese momento, Jaime Guevara, quien entonces militaba en el Frente y trabajaba en empresas agropecuarias de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), traídas con fondos de Venezuela, conoció por primera vez a Bukele, de quien percibió una actitud prepotente, según cuenta en entrevista.
 
 "En los primeros eventos que tuvimos, yo observé que llegaba él en su camioneta y no se estacionaba donde estaban los carros de los invitados, sino que llegaba casi donde se establecía la mesa principal, ahí se bajaba y se veía, él siendo funcionario, siendo Alcalde, llegaba y se bajaban sus guardaespaldas con metralletas", recuerda Guevara, actual jefe de la bancada del FLMN en la Asamblea Legislativa.
 
 "Eran conductas de arrogancia, de elevado, agrandado, decimos nosotros, fueron las primeras cosas que vi de Bukele y que las cuestioné a nuestras autoridades".
 
 Con el auge en 2012 de las redes sociales en América Latina, el joven político supo sacarle jugo a Twitter, que desde entonces se ha convertido en su principal micrófono.
 
 Fueron virales sus tuits, siendo Alcalde, en los que explicaba sagas de Marvel, o series de entretenimiento como Juego de Tronos, buscando siempre "mantener un aire juvenil muy desenfadado" que lo hacían parecer cercano a los salvadoreños de a pie pero que en realidad "era algo muy diseñado desde su propio equipo de comunicación y marketing", apunta Labrador.
 
 "Él rompió ese molde del político que no sabía usar esas cosas", agrega el periodista.
 
 Tres años más tarde, saltó a la candidatura por la capital y logró ganar la Alcaldía.
 
 "Ahí digamos que ya empezó a tomársela en serio y a disparar alto y definitivamente iba por la Presidencia", comenta Labrador.
 
 Llamó la atención que, siendo abanderado del FMLN, criticara tanto al Presidente Funes como al mismo partido, lo que a su vez le hizo subir aún más en las encuestas.
 
 Guevara señala que Bukele fue expulsado por el tribunal de ética del Frente en octubre de 2017 por unas agresiones que hizo a una compañera de su Concejo en San Salvador unos meses atrás y que el entonces Alcalde negó.
 
 Según El Faro, en una discusión, Bukele acusó a Xóchitl Marchelli, responsable legal de la Alcaldía, de cabildear votos en su contra y la llamó "bruja".
 
 Fue ese mismo año cuando el ahora Presidente lanzó el partido Nuevas Ideas. Lo vendió como una alternativa izquierdista. El logo del partido, una N en grande, hacía referencia tanto al nombre de la formación como a la N del propio Nayib. Se convirtió en una marca.
 
 La formación, sin embargo, no alcanzó a inscribirse a tiempo como partido político, por lo que Bukele sorprendió a último minuto al anunciar en Facebook su candidatura presidencial por la conservadora Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), un partido "hijo" de Arena y radicalmente opuesto a lo que había estado ofertando.
 
 Bajo la principal promesa de poner mano dura contra las pandillas, en un país que ha sido fuertemente asolado por la violencia de estos grupos criminales, ganó en 2019 el cargo con 53 por ciento de votos, más que lo sumado por los tradicionales FMLN y Arena, e hizo historia al convertirse, a sus 37 años, en el Jefe del Ejecutivo más joven en ese entonces en América Latina, y muchos empezaron a llamarle el Presidente millenial.
 
 Él, en tanto, se autocalificó en Twitter como "El Presidente más cool del mundo". En esa red, actualmente tiene 3.7 millones de seguidores, poco más que la legendaria banda británica de rock Pink Floyd (3.3 millones), mientras que la población de El Salvador es de 6.4 millones de habitantes.
 
 Nayib comenzó a destacar por ser ese político que, además de usar las redes sociales con tanta facilidad, también vestía jeans, chaqueta de cuero y cachucha blanca puesta hacia atrás en eventos oficiales.
 
 Su figura, a decir de Labrador, fue algo construido a partir de su "vena publicista". Más tarde sería reforzada con la imagen de un líder protector, "mesiánico" -quizá en honor a su nombre: "ángel", traducido del árabe, "Dios está aquí", traducido del egipcio-, que le ha funcionado entre la población salvadoreña -más del 80 por ciento practica el cristianismo-.
 
 Gran parte de esa construcción del personaje de Nayib ha estado a cargo de su hermano Karim Bukele Ortez, quien fue su jefe de campaña para la Alcaldía de San Salvador y para la Presidencia del país, y es actualmente uno de sus principales asesores de Gobierno.
 
 Además de Karim, también lo asesoran en el Gobierno sus otros dos hermanos Yusef e Ibrajim Bukele Ortez, lo que ha sido señalado por analistas y medios locales, pero el Mandatario ha defendido que no reciben ningún salario público por su trabajo, ya que no tienen un cargo oficial dentro del Ejecutivo.
 
 No obstante, fuentes con conocimiento del tema y que han hablado bajo condición de anonimato han asegurado a El Faro que ese núcleo familiar se ha encargado de tomar algunas de las principales decisiones de Gobierno.
 
 Otros familiares del Mandatario, como tíos y primos, así como varios de sus amigos de la preparatoria igualmente trabajan en la Administración, incluido su primo Xavier Zablah Bukele, presidente de Nuevas Ideas.
 
 Desde Twitter, Nayib ha despedido a funcionarios, ha ordenado estados de excepción, ha lanzado incendiarias críticas contra la comunidad internacional, e incluso alguna vez ironizó sobre sí mismo al llamarse el "Dictador más cool del mundo".
 
 Hicieron falta ocho meses después de asumir la Presidencia para que asestara su primer golpe polémico. En febrero de 2020, irrumpió con militares armados en la Asamblea Legislativa, en la que entonces no tenía mayoría, para presionar por la aprobación de un préstamo para su plan contra las pandillas.
 
 "Ahí vimos un quiebre bastante fuerte sobre lo que realmente era Bukele, un mensaje amenazante, autoritario (...); desde ahí nosotros creemos que no ha dejado de actuar de esa forma", apunta Guevara.
 
 Poco después, tras la llegada de la pandemia de Covid-19, desplegó en las calles al Ejército para hacer cumplir una de las cuarentenas más estrictas de la región. Entonces soldados y policías detuvieron a miles de personas que incumplían la orden y los mantuvieron confinados durante semanas.
 
 La Suprema Corte dictaminó que las detenciones eran inconstitucionales, y le ordenó a Bukele suspenderlas, pero él se negó, lo que incrementó los roces ahora con el Poder Judicial.
 
 Más tarde, recibió un contundente respaldo en las elecciones legislativas de 2021, y su partido, Nuevas Ideas, obtuvo la mayoría en la Asamblea Legislativa.
 
 La reducción de homicidios en El Salvador fue señalada de ser un pacto entre el Gobierno y las pandillas. El Fiscal Raúl Merala abrió una investigación al respecto, pero la Asamblea Legislativa, ya de mayoría oficialista, destituyó tanto al Fiscal como a los jueces de la Sala de lo Constitucional. El Presidente se quedó sin contrapesos.
 
 A finales de marzo de este año, un total de 84 personas murieron en tan solo un fin de semana. El Gobierno atribuyó esas muertes a los pandilleros, y decretó un estado de excepción.
 
 Desde entonces, miles de personas han sido arrestadas sin importar si hay pruebas que los vincularan con los grupos criminales.
 
 "Bukele hace un discurso que va cayendo mucho en criminalizar la labor de defensa de derechos y el tema también de la crítica", señaló la representante del SSPas.
 
 Sin embargo, pese a las polémicas, su popularidad se ha mantenido alta: goza de más de un 85 por ciento de respaldo popular, según las encuestas.
 
 "Invierten mucho en este tema de los troles, de posicionamiento en redes sociales (para lograr mantener este respaldo)", explica la fuente del SSPas.
 
 En ese sentido, Labrador detalla que el Gobierno de Bukele usa las plataformas digitales - y más recientemente, también lo hace a través de los medios tradicionales, como radio y televisión- para medir la opinión pública y saber cómo dirigirse hacia la población, cuidando siempre su imagen personal.
 
 "Tiene un gran equipo trabajando con los algoritmos, detectando tendencias en el sentimiento y hábitos de la gente, expectativas, él y su hermano (Karim)", sostiene.
 
 "Nayib Bukele es el director de un spot publicitario que está dispuesto a hacer de todo para que la toma y su spot se haga de la mejor manera, o sea que si un perro va atravesando en ese momento, es capaz de matarlo, darle patadas para que se vaya, ese es Nayib".
 
 Labrador señala que el cambio de aquel joven político en la Alcaldía del Nuevo Cuscatlán, hace 10 años, al Presidente de El Salvador en la actualidad ha sido bastante notorio.
 
 Antes, Bukele decía que "el dinero alcanza cuando no se roba", ahora ha sido vinculado a diversos escándalos de corrupción.
 
 Recientemente, el Mandatario aprobó una legislación que pena con hasta 15 años de cárcel a quien hable de las pandillas, lo que ha prendido las alarmas sobre la persecución que podrían enfrentar tanto los críticos del Presidente como los periodistas.
 
 Antes, cuenta Labrador, aceptaba las críticas, porque Bukele decía "que lo importante era determinar si ésta era válida o no".
 
 "Ahora por más válida que sea una crítica, él personalmente, o sus ministros equipados se encargan de atacar a la persona o al mensajero, a tratar de desacreditar al que hace la crítica", sostiene Labrador.
 
 "Estamos ante dos Bukeles distintos, ya no es el Nayib progresista, sino que totalmente ha mostrado tener una alta capacidad para repetir las mismas estrategias políticas de los partidos tradicionales que él dijo que iba a combatir".