Miguel Ángel Guerrero | 02/05/2022 | 00:34
Uno de los cambios que más se notan del gobierno de Ricardo Gallardo Cardona, sin duda podemos afirmar que es el de la seguridad pública, se pusieron en marcha varios operativos y todos los días se dan a conocer resultados de detenciones de presuntos delincuentes de las cuatro regiones del estado.
En las estadísticas oficiales de los últimos se aprecia una baja en algunos delitos y es pertinente destacar que desde octubre del año pasado se combate a bandas de alta peligrosidad, nada de escurrir el bulto al gobierno federal como fue la costumbre en los gobiernos del pasado y nadie hacía nada, dejando a la sociedad inerme con un costo alto en la pérdida de vidas humanas y afectaciones al patrimonio de familias honestas y trabajadoras.
La llamada “herencia maldita” se expresó con mayor crudeza porque se dejó crecer la delincuencia, la policía perdió credibilidad y confianza porque desde Palacio de Gobierno y los altos mandos se alentaros las conductas antisociales y el tejido social se lastimó aún más porque quienes estaban obligados a protegernos abandonaron sus responsabilidades básicas.
El modelo policiaco que se instauró desde el sexenio de Carlos Jonguitud en los años ochenta y que siguió sin grandes cambios hasta el gobierno pasado, se agotó porque se volvió parte del problema de la inseguridad, la agravó y había más policías asignados en escritorios que trabajando en la calle y la corrupción sentó sus reales en la corporación ante la falta de liderazgo, orden y respeto por la ley y la disciplina.
El mejor ejemplo del desorden y extravío de la seguridad pública en el sexenio carrerista, lo representa el encarcelamiento del anterior secretario del ramo por diversos delitos. No se tiene memoria de un hecho parecido, imperaba una cadena de impunidad y nadie se atrevía a castigar el saqueo del erario hasta que Gallardo Cardona llegó a la gubernatura y comenzó a tomar decisiones sin precedente en la historia potosina.
MÁS SEGURIDAD Y PAZ
Con el diagnóstico claro de la situación que permitió el diseño de una solución de largo plazo que reclama la sociedad civil, el gobernador Gallardo anunció una reforma constitucional para crear una nueva Secretaría de Seguridad Pública y a la Guardia Civil, la cual fue aprobada de manera unánime por el Congreso del Estado y los 58 ayuntamientos, lo que refleja el amplio consenso que ningún otro gobernador había alcanzado cuando se trata de transformar en serio la forma de gobernar.
Este nuevo modelo policiaco está diseñado para operar con una visión de largo alcance y que va a trascender a varios gobiernos y responde por lo pronto a una realidad compleja que nadie antes quiso atender.
Con un andamiaje legal que dota a la Guardia Civil de más atribuciones y capacidad para portar armamento necesario para enfrentar a la delincuencia de alto impacto, con estricto apego a protocolos y a los derechos humanos, el mandatario Gallardo ha dado un gran paso, ninguno de sus antecesores se atrevió a tanto por aviesos intereses, por falta de valor, de visión y compromiso con la ciudadanía, a la que traicionaron siempre.
En las próximas semanas veremos a la Guardia Civil ya haciendo su trabajo en todo el territorio potosino, previniendo y combatiendo el crimen, a elementos bien capacitados y armados, cerca de la gente, cuidándola y apoyándola, la Guardia Civil es una aliada de las y los potosinos, su responsabilidad principal será la de servir para brindar seguridad y tranquilidad en todo el estado potosino.Guardia Civil: la visión de largo plazo gobernador Gallardo
Uno de los cambios que más se notan del gobierno de Ricardo Gallardo Cardona, sin duda podemos afirmar que es el de la seguridad pública, se pusieron en marcha varios operativos y todos los días se dan a conocer resultados de detenciones de presuntos delincuentes de las cuatro regiones del estado.
En las estadísticas oficiales de los últimos se aprecia una baja en algunos delitos y es pertinente destacar que desde octubre del año pasado se combate a bandas de alta peligrosidad, nada de escurrir el bulto al gobierno federal como fue la costumbre en los gobiernos del pasado y nadie hacía nada, dejando a la sociedad inerme con un costo alto en la pérdida de vidas humanas y afectaciones al patrimonio de familias honestas y trabajadoras.
La llamada “herencia maldita” se expresó con mayor crudeza porque se dejó crecer la delincuencia, la policía perdió credibilidad y confianza porque desde Palacio de Gobierno y los altos mandos se alentaros las conductas antisociales y el tejido social se lastimó aún más porque quienes estaban obligados a protegernos abandonaron sus responsabilidades básicas.
El modelo policiaco que se instauró desde el sexenio de Carlos Jonguitud en los años ochenta y que siguió sin grandes cambios hasta el gobierno pasado, se agotó porque se volvió parte del problema de la inseguridad, la agravó y había más policías asignados en escritorios que trabajando en la calle y la corrupción sentó sus reales en la corporación ante la falta de liderazgo, orden y respeto por la ley y la disciplina.
El mejor ejemplo del desorden y extravío de la seguridad pública en el sexenio carrerista, lo representa el encarcelamiento del anterior secretario del ramo por diversos delitos. No se tiene memoria de un hecho parecido, imperaba una cadena de impunidad y nadie se atrevía a castigar el saqueo del erario hasta que Gallardo Cardona llegó a la gubernatura y comenzó a tomar decisiones sin precedente en la historia potosina.
MÁS SEGURIDAD Y PAZ
Con el diagnóstico claro de la situación que permitió el diseño de una solución de largo plazo que reclama la sociedad civil, el gobernador Gallardo anunció una reforma constitucional para crear una nueva Secretaría de Seguridad Pública y a la Guardia Civil, la cual fue aprobada de manera unánime por el Congreso del Estado y los 58 ayuntamientos, lo que refleja el amplio consenso que ningún otro gobernador había alcanzado cuando se trata de transformar en serio la forma de gobernar.
Este nuevo modelo policiaco está diseñado para operar con una visión de largo alcance y que va a trascender a varios gobiernos y responde por lo pronto a una realidad compleja que nadie antes quiso atender.
Con un andamiaje legal que dota a la Guardia Civil de más atribuciones y capacidad para portar armamento necesario para enfrentar a la delincuencia de alto impacto, con estricto apego a protocolos y a los derechos humanos, el mandatario Gallardo ha dado un gran paso, ninguno de sus antecesores se atrevió a tanto por aviesos intereses, por falta de valor, de visión y compromiso con la ciudadanía, a la que traicionaron siempre.
En las próximas semanas veremos a la Guardia Civil ya haciendo su trabajo en todo el territorio potosino, previniendo y combatiendo el crimen, a elementos bien capacitados y armados, cerca de la gente, cuidándola y apoyándola, la Guardia Civil es una aliada de las y los potosinos, su responsabilidad principal será la de servir para brindar seguridad y tranquilidad en todo el estado potosino.