Organización de visita de AMLO, un fiasco

Como en los viejos tiempos de la “mafia del poder”, una valla perimetral separó al pueblo del presidente Andrés Manuel López Obrador en su visita a San Luis Potosí en pleno despoblado, a más de 40 grados centígrados en la Huasteca potosina.

Desde aproximadamente las 14:00 horas, seguidores de Morena y de López Obrador se apersonaron en la carretera Ciudad Valles-Tamazunchale para ver al presidente, quien acudiría a supervisar el avance de la obra que ahí se realiza. El evento estaba programado para las 16:30 horas pero el mandatario llegó pasadas las 18:00.

Un sinfín de desatenciones ocurrieron por parte del personal de logística de Morena, como el entorpecimiento del trabajo de la prensa o la entrada tipo antro noventero donde Rita Ozalia Rodríguez Velázquez, delegada de Morena, fungía como “cadenera” diciendo quién sí y quién no entraba al evento.

Llama la atención que Rodríguez Velázquez diera acceso nada más y nada menos que al alcalde de Rioverde, Arnulfo Urbiola Román, miembro del PRI, y que al mismo tiempo dejara fuera del evento al diputado del distrito del mismo municipio, Kevin Ángelo Aguilar Piña, quien no solo es morenista, sino que además, terminó de años de dominio en la región de una de las caras más conocidas del PRI corrupto, Oscar Bautista Villegas.

Otro que tuvo que ver desde la barrera, a pesar de haber sido uno de los primeros que caminaron con López Obrador en San Luis Potosí, fundador de Morena y primer presidente en la entidad en cuanto se convirtió el partido, fue Gabino Morales Mendoza, superdelegado desplazado como figura de representación política por parte de la hermana de Rosa Icela Rodríguez Velázquez, titular de Seguridad Federal.

Desatenciones tuvieron también con el gobernador Ricardo Gallardo, a quien no le dejaron ingresar siquiera con su equipo de comunicación y tampoco le permitieron salir a recibir al presidente López Obrador a su llegada.

En una acción por demás exagerada, Rita Rodríguez ordenó al protocolo bajar las cortinas del toldo en el que se realizaría la reunión con el presidente para evitar fotografías de la prensa, al mismo tiempo que el personal de seguridad retiraba a camarógrafos y reporteros que se encontraban cerca del lugar.

Por si fuera poco, otro impedimento para que la prensa llevara a cabo su trabajo fue la ubicación del evento, pues justo en ese tramo se perdía la señal de celular mientras que a un kilómetro se ubica un lugar con señal, con amplio estacionamiento y servicios sanitarios.

El descontento fue tal, que incluso se escucharon expresiones como “pa’ que chingados viene uno si no lo van a dejar ver al presidente”-