¡Ya basta¡

Cualquier momento, del día o, de la noche, es el adecuando para decir basta y dar término a una vida que no se ha querido vivir con dolor, sufrimiento y, muerte. El problema es que cuando se decide detener el abuso, cualquiera que sea, la vida está de por medio y, la impunidad alarga el camino de la justicia.

¿De verdad estamos condenados a ser una mediocridad de sociedad? Atendiendo sólo lo conveniente, y olvidándonos de todo menos de la individualidad. No parece haber otra salida para nosotros, las personas que vivimos en esta Republica Mexicana.

Todos los días peleamos y, o, nos dejamos que nos hagan pelear; defendemos posturas ajenas, que solo sirven a unos cuantos, quizás hasta intrascendentes para la vida personal, pero, trascendentes para la vida gregaria, sin embargo ahí estamos dejando que el tiempo pase y aniquilando la esperanza de progresar juntos, como el país que quisiéramos. Nos negamos, creo yo, casi adrede el derecho de país que siempre reclamamos.

¿Es por miedo a saber si tenemos lo suficiente para tener éxito? O, es porque nos encontramos en la zona de confort y para que salir de ahí, requeriría mucho de lo que no estamos acostumbrados a no hacer o, porque somos de por sí flojos y estamos entrenados solo para ir por la vía alterna, desde luego fuera de la ley.

Las representaciones políticas populares juntas en todo Mexico, jamás serán más que quienes vivimos en esta Patria nuestra. Lo paradójico es que tenemos que hacer lo que, aquella minoría, desidia que hagamos. Si es la revocación de mandato, ahí estamos defendiendo a una persona, pero, si es también, la reforma a la ley de la energía que consumimos, y es también de una sola persona, igualmente peleamos y hasta nos golpeamos. Que pena damos.

El reproche que nos hacemos muy seguido, cuestionándonos el nivel de educación, es eso, solo cuestionarnos pero, no avanzamos casi nada. Parece que se invita a la gente a un quietísimo desesperante, pensándose que todas las posibles soluciones están cerradas y, por ello que las acciones en este Mundo, están canceladas.

Posiblemente la sociedad se ha cansado de tanto sufrimiento y ese quietísimo tratará de sanar la herida abierta durante tantos años en nuestras vidas. Byung-Chuy Han en su libro la sociedad del cansancio, citando a Kafka, trata el tema. La sociedad se ha cansado y en el agotamiento de ver sus anhelos colmados, ha renunciado a sus sueños, hurtados por quienes han prometido la ayuda para alcanzarlos.

En cambio de aquella vida del mundo avanzado hemos dejado nos lleven a uno de desesperación, ignorancia, violencia, robos, muertes, analfabetismo, envidias, miseria, avaricia y, una serie de etcéteras.

¿Tendríamos que permanecer en la sociedad del quietísimo, renunciando a ser mejores? Nadie es nada sin los demás. Absolutamente nadie.

@ jaimechalita