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salud

Según estudio comer durante insomnio aumenta hasta 9 % de grasa abdominal

Crónica | 19/04/2022 | 12:37

La reducción de horas de sueño, combinada con la ingesta de bocadillos o antojos durante el insomnio, genera un aumento de hasta 9 por ciento en la grasa abdominal y 11 por ciento en la grasa intestinal o grasa profunda. Esto indican los resultados de un estudio novedoso, elaborado por la Clínica Mayo y publicado en la revista del Colegio Americano de Cardiología.

 

El estudio fue financiado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, de Estados Unidos. El desglose completo de los resultados se puede leer aquí

 

El experimento de Clínica Mayo observó a 12 personas saludables y sin sobrepeso, las cuales redujeron su periodo de descanso a 4 horas diarias y se les dio libre acceso a alimentos. Después de 21 días se midió su aumento en grasa abdominal y se documentaron los resultados difundidos. Clínica Mayo es la más antigua clínica sin fines de lucro de Estados Unidos. Fue fundada en 1889 en Rochester, Minnesota.

 

DESVELO OPTATIVO

 

Debido a los cambios laborales, académicos y sociales derivados del confinamiento por pandemia, pero también de las nuevas herramientas de comunicación a distancia, el hecho de no dormir suficiente se ha vuelto, a menudo, un comportamiento optativo que cada vez se vuelve más generalizado.

 

En los Estados Unidos, más del 33 por ciento de los adultos reconoce que no duerme lo suficiente de forma habitual debido, en parte, a cambios en el horario laboral, pero también al uso de dispositivos inteligentes y redes sociales durante las horas normales de sueño. Además, la gente tiende a comer más durante las horas de vigilia, sin aumentar la actividad física.

 

“Los resultados muestran que hasta en personas jóvenes, sanas y relativamente delgadas, el dormir poco se relaciona con mayor ingesta calórica, un ligero aumento de peso y un incremento considerable de la grasa acumulada dentro del vientre”, comentó el doctor Virend Somers, profesor de Medicina Cardiovascular e investigador principal del estudio.

 

“Por lo general, la grasa se acumula subcutáneamente, o bajo la piel; pero cuando el sueño no es adecuado, la grasa se asienta en un lugar más peligroso: entre las vísceras. Es importante mencionar que, si bien durante el período de recuperación del sueño hubo una disminución en la ingesta calórica y en el peso, la grasa visceral continuó aumentando. Esto plantea que no dormir de forma adecuada desencadena un hecho previamente desconocido que es la acumulación de grasa visceral y que recuperar el sueño no revierte ese fenómeno, al menos a corto plazo. Estos resultados implican que el sueño inadecuado, a la larga, contribuye tanto a la epidemia de obesidad como a enfermedades cardíacas y metabólicas”, afirma el Doctor Somers.

 

PACIENTES OBSERVADOS

 

El grupo de estudio se compuso de 12 personas sanas que no eran obesas y cada una de ellas hizo dos sesiones de 21 días en un entorno hospitalario.

 

A los participantes se les asignó al grupo de control, con horas de sueño normales, o al grupo de sueño restringido, de forma aleatoria y durante una sesión; luego, para la siguiente sesión y después de un período de descanso de tres meses, se les asignó al grupo contrario.

 

Todos los grupos tenían acceso libre a comida por la duración del estudio. Los investigadores controlaron y midieron la ingesta energética, el gasto energético, el peso corporal, la composición corporal, la distribución de la grasa, incluida la grasa visceral o grasa dentro del vientre, y los biomarcadores circulantes del apetito.

 

Los primeros cuatro días fueron para un período de aclimatación y se les permitió a todos los participantes dormir nueve horas en la cama. Durante las siguientes dos semanas, al grupo de sueño restringido se le permitió dormir cuatro horas, pero al grupo de control nueve horas. Después, ambos grupos pasaron tres días y tres noches de recuperación con nueve horas de sueño en la cama.

 

Los participantes consumieron más de 300 calorías adicionales al día durante el período de restricción del sueño y comieron aproximadamente el 13 por ciento más de proteína y el 17 por ciento más de grasa que en la etapa de aclimatación. Ese aumento en el consumo fue mayor en los primeros días de privación de sueño.

 

TÉCNICA

 

En el experimento de Clínica Mayo, la acumulación de grasa visceral en pacientes con reducción del sueño se detectó solamente mediante una exploración por tomografía computarizada, puesto que, de otra manera, se la habría pasado por alto, especialmente debido a que el aumento de peso fue muy modesto y sólo de más o menos una libra. Es preocupante el posible efecto de los períodos repetidos de sueño inadecuados en cuanto al aumento progresivo y acumulativo de la grasa visceral con el transcurso de varios años.