Melissa Trejo | 13/03/2022 | 19:28
Salía de la regadera mientras mi celular no dejaba de vibrar, veintitantas notificaciones de Whatsapp tenía, en un segundo. No es que sea raro tener tantas cuando trabajas en medios, pero el número seguía aumentando, eran fotos...
De los mismos chats en los que el día de ayer recibía imágenes que me erizaban la piel y me hacían sentir como si estuviera ahí, en la marcha del #8M, gritando consignas junto a todas ellas que, SÍ ME REPRESENTAN, a primera hora recibo fotos de las reparaciones de los edificios intervenidos.
Incluso desde ayer mismo, a las 8:59 de la noche, tenía yo en mi celular, las imágenes de cómo se apagaba el fuego en el Edificio Central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. La verdad, es que al verlas pensé: “¡Pero qué velocidad!” “¡Qué capacidad de reacción!” “¡Qué efectividad!” ... Sí, era enojo, manifestado a manera de sarcasmo, esa fórmula, que tan bien conozco.
Las de hoy, aún más sorprendentes, ya están desapareciendo todas las pintas, los flyers, las calcomanías, los nombres, las denuncias. No me quedé con las ganas y respondí, ahí, en el grupo del trabajo: “¿Para qué hacen tanto drama porque intervienen los edificios y monumentos si en 5 minutos lo limpian? Si así, en 5 minutos, con pintura, con agua y con jabón, regresaran las muertas y desaparecidas... <
“¿Por qué vandalizan el patrimonio de todos los mexicanos?”
No les voy a negar que me hace molestar, y bastante, escuchar o leer este tipo de comentarios, pero, me contengo y explico: No es vandalismo, a eso se le llama Iconoclasia e involucra la intervención y destrucción de símbolos, imágenes y monumentos, que busca llamar la atención a un problema específico para que sea atendido.
Para quienes dicen que “no son formas”, celebro por ustedes, porque seguramente nunca han sentido en carne propia las injusticias, las vejaciones, el dolor, la discriminación, la pérdida, la impotencia, el miedo, la duda, la inseguridad, la desconfianza, y el coraje (entre muchos otros sentimientos), que conlleva, en esta sociedad, el solo hecho de existir y transitar la vida, en todos sus ámbitos, como mujer.
Porque todas, con más o menos privilegios sabemos lo que se siente tener que vivir a la defensiva la mayor parte del tiempo, enojarte contigo misma por no saber reaccionar ante el acoso, dudar de ti antes que del otro al momento de tratar de reconocer si fuiste acosada, violentada o abusada, enfurecer cuando alguien pone en tela de juicio tus capacidades por ser mujer, tener que escuchar lo que se dice de ti por tratar de sobresalir...
Y sí, también hay mujeres entre quienes dicen “que no son formas”, y créanme que celebro el doble por ellas, porque quiere decir que les ha tocado transitar un mejor camino...
QUE LA LUCHA DE LAS QUE QUEMAN, LAS QUE ROMPEN, LAS QUE MARCHAN, LAS QUE CANTAN, LAS QUE BAILAN, LAS QUE SE REBELAN Y PELEAN, VA SURTIENDO EFECTO... QUE LA LLAMA QUE ENCIENDE LA FURIA DE NO TENER AQUÍ A LAS QUE NOS FALTAN, HA SERVIDO PARA CAMBIAR LAS COSAS, QUE NO SE NOS HAN IDO EN VANO.
¿Qué las verdaderas mujeres eran las de antes, las que cambiaban al mundo sin hacer desmanes? No me van a alcanzar las páginas para dar clases de historia, pero basta poner en Google (hasta en Imágenes, si no les gusta leer): “Historia del feminismo”. Después de hacer eso, si gustan, vienen y platicamos.
Díganle a las que YA NO ESTÁN que “esas no son formas”, díganle a las que han denunciado y se tienen que topar con sus agresores que “con las paredes no”, díganles a las niñas que un monumento vale más que su vida “porque es patrimonio de todos” ...
5 MINUTOS, les toma iniciar con las reparaciones de las puertas, las paredes, los monumentos, empezar a quitar las pintas y apagar los fuegos... Pero las vidas, las vidas no se recuperan, las heridas, esas no se borran, el miedo, ese no se apaga.
Y mientras no sea este un mundo donde exista la verdadera equidad, esto no va a parar, vamos a exigir justicia hasta llegar al punto en que nos la tengan que dar.
“La que quiera romper, ¡que rompa! La que quiera quemar, que queme y la que no, ¡que no nos estorbe!” – Yesenia Zamudio, madre de María de Jesús Jaimes Zamudio , víctima de feminicidio.
PORQUE NO SE VA A CAER, LO VAMOS A TIRAR.