Clara Villarreal | 28/02/2022 | 16:43
El último suspiro de nuestra vida no tendrá retorno
¿Cuántas veces esperamos el mes de mayo para festejar a mamaì? o ¿Cuántas veces dejamos pasar grandes oportunidades para demostrar nuestro amor en días comunes? Crear un día especial a un ser querido o a quien amamos no es cuestión de fechas específicas, solo es cuestión de amar sin mercadotecnia. Y cuando fluimos es cuando el amor se manifiesta y la renuncia aparece.
Hace aproximadamente 30 años Pablo Ochoa, un tapatío escribió a su madre una canción donde le expresaba su reconocimiento por la gran labor que ella había hecho como madre. Pablo tocaba la guitarra como pasatiempo, pero tenía el don de escribir y logroì darle música a un poema que se ha vuelto una oda a las madres.
“Sembraste rosales, pensando en la flor y en su perfume y en su color, y nunca pensaste que cada rosal tendría espinas te hicieron sangrar, el tiempo es muy sabio te supo enseñar, tus años te dicen que hay que aceptar lo bueno y lo malo, la rosa y la espina, de cada rosal.
Gaviotas quisiste, echar a volar y las 6 ya vuelan en libertad, las 6 llevan algo de ti en su volar, camina tranquila, supiste triunfar.
Yo se estas cansada de tanto esperar, quisieras sentarte a verlas volar cumpliste con ellas, cumpliste contigo, cumpliste con él”.
Amar es entrega, es renuncia, es construcción, es comunicación. En el amor no cabe el ego.
No esperemos un 10 de mayo, un 30 abril, un tercer domingo del mes de junio para amar a nuestros seres queridos. La vida se va en cuestión de instantes y el último suspiro de nuestra vida no tendraì retorno. Si no amamos hoy, entonces ¿cuaìndo?
En memoria de Pablo Ochoa.
Twitter: @claravillarreal