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La mordaza Rusa

Oscar Esquivel | 26/02/2022 | 02:40

En ocasiones existen tiempos de calma en el mundo, parecía que se daba un respiro y le permitiera remontar épocas de obscuridad, fanatismo y opresión, cuando de pronto nos encontramos dentro de una guerra con un enemigo invisible pero letal, el coronavirus Sars cov 2, tantos muertos que al día de hoy, el mundo ha perdido 5.92 millones de seres humanos, en una guerra desigual, se desarrollaron vacunas que le hicieron frente, con cierta efectividad, pero desafortunadamente no universal ni para todos.

 

Los países pobres de África en la mayoría de ellos apenas la mitad de la población han recibido una dosis. La disparidad entre ricos y pobres le permitió al virus mutar complicando su tratamiento continuamos viviendo en la incertidumbre de cuando brotará nuevamente una cepa, que ni las vacunas y medicamentos avanzados podrán curar.

 

La comunidad científica aún busca el origen real de virus y señala como posible fuente que en la ciudad de Wuhan¸ China, en un laboratorio al que posiblemente se le escapo, dio inicio, ocasionando la catástrofe ¿no sería el desarrollo de alguna arma química? todo sea por el sometimiento, no importa el costo humano y material.

 

Vivimos las consecuencias de la voracidad, la economía mundial retrocedió tanto al punto de crecimiento menos cero, es decir no solo no creció, se hundió y mucha gente literalmente perdió su poco patrimonio y muere de hambre. La recuperación económica después de dos años a sido lenta y tortuosa, la mayoría de las economías viven una escalada inflacionaria sin precedentes desde hace 20 años, algunas más que otras, pero no baja en promedio del 4%; en las economías emergentes como la nuestra la inflación ya rebasa el 7%.

 

Los productos se encarecen, la población sufre angustia y ansiedad por dos años de encierro y desempleo, ahora nuevamente, aparece el fantasma de la guerra una visible tangible, no invisible, la que se puede prevenir y evitar, pero es tal el apetito de extenderse en territorio de las potencias militares, que ya no les importa el sufrimiento humano, lo que desean, es obtener botín político que les de imagen positiva ante sus habitantes, hacia el mundo, colocarse como nuevos reyes del mundo, provocando un desorden mundial.

 

En Ucrania ha comenzado la guerra.

Ante la debilidad económica y moral de occidente, el fracaso de la política de intervención norteamericana en Irak y en Afganistán, la guerra civil en Siria y con el pírrico triunfo ante el Estado Islámico ISIS, el liderazgo de los norteamericanos y los europeos se ve descabezada.

 

Después de la caída de la Unión Soviética y la obvia separación de los estados del bloque socialista, varios de ellos se unieron a la OTAN, hechos que por supuesto no le agrado a la hoy Rusia. Hace apenas ocho años en 2014 Rusia invadió Ucrania, país que de igual manera había dejado el bloque del Este, la invasión dejo como resultado, el anexar para la Federación Rusa, la península de Crimea, Ucrania perdió 27,000km2.

 

La consecuencia de ejercer su derecho a la autonomía como nación independiente, el gobierno de Kiev decidió solicitar ser miembro de la OTAN, “el brazo armado de occidente”, la respuesta de Vladimir Putin fue contundente, no dejaría que esto sucediera y exigió la neutralidad de Ucrania, por cierto, el país cuenta con un arsenal nuclear equiparable al de Rusia, era la fabrica de armas de la extinta URRS, de ahí el miedo y el enojo de Putin, días después declararía “…no creo que a los norteamericanos les gustaría que colocáramos misiles en México, justo en su frontera”.

 

Los motivos de la guerra siempre son y serán por la ambición de los gobiernos, tal vez no de sus pueblos, si observamos la mayoría de los países con mayor territorio, son potencias económicas y militares, son unos abusivos, siempre quieren más, insaciables, hoy lo es Rusia, pero mañana podría ser China, si creó un virus mortal, no le importará intervenir militarmente y ocasionar una invasión a Taiwán para anexarlo, con todas las consecuencias económicas, políticas y sociales que esto ocasionaría, ya lo hicieron con Hong Kong, occidente callado y sumiso no hizo más que entregar el territorio con todo y su robusta economía.

 

China no es neutral, velan por sus intereses ególatras, se hacen parecer ante este conflicto bélico como espectadores, pero quizá mañana sean los jugadores poderosos que tomen el papel de árbitro a modo, probablemente ya lo sean, papel que se auto, imponían los norteamericanos, gracias todos los santos del mundo y a sus torpezas, han dejado de ser el policía mundial.

 

Las repercusiones serán desastrosas si el conflicto no acaba pronto, occidente enfermo y decadente, ante un gigante militar poco se puede hacer. Un presidente como Biden que como muchos otros que le precedieron, el conflicto internacional le cayó como “anillo al dedo” total las batallas se dan lejos de Disney Land, los muertos como siempre, los ponen otros. Su discurso envalentona a los miembros de la Casa Blanca y a sus frustrados generales del Pentágono, porque de seguro, los ciudadanos norteamericanos, tiemblan ante la posibilidad de enviar a sus hijos a la guerra, en una confrontación que no es de ellos.

 

Rusia debe dejar de hacer la guerra, y permitir la autodeterminación de los pueblos, y el bloque occidente dejar de comportarse como los guías políticos del mundo.

 

Que nuestro planeta pronto encuentre la salud que tanto requiere.

 

Nos saludamos pronto.