El parque Tangamanga II estaba tan olvidado, que se volvió peligroso para los usuarios, al grado que disminuyó considerablemente la asistencia a dicho centro recreativo. Solían asaltar y desvalijar autos. A excepción de los trabajadores del canal 9, sólo algunos deportistas y familias lo frecuentan.
Es increíble que no sólo las administraciones estatales anteriores lo hayan mantenido en completo abandono, sino también los propios potosinos nos hayamos acostumbrado a tener un parque moribundo y no hayamos alzado la voz en el pasado.
¿Cuándo fue la última vez que fuimos a ese parque? Creo que la mayoría no podemos recordarlo. Sin embargo, ahí está, es un paciente moribundo al que le acaban de insuflar vida con el anuncio del gobierno del Estado que, al igual que el número uno, el parque Tangamanga dos será modernizado.
Cuando el pico se entierre en la tierra, la retroexcavadora desplace la hierba seca y la maquinaria de pavimentación eche humo caliente sobre la desmoronada carpeta asfáltica, este parque será parte de la estrategia integral para la pacificación del Estado que implementa el Gobierno del Estado.
Necesitamos parques, necesitamos canchas de futbol, de béisbol para que los niños y los jóvenes jueguen, para que encuentren el sentido honrado y correcto de la vida, necesitamos encausarlos por el camino del respeto y la tolerancia con espacios deportivos y culturales. No se trata solo de arrestar bandidos y reventar casas de seguridad. Necesitamos más espacios dónde las personas desborden su energía y ocupen su tiempo libre.
Así que, ahí donde antes aterrizaban los aviones, aterrizarán ahora esperanzas para las familias potosinas, principalmente las que viven en el norte de la capital del Estado, azotado por la inseguridad y la falta de oportunidades para la juventud.
Ojalá que la palabra empeñada de este gobierno se cumpla y el parque Tangamanga Dos vuelva a reverdecer con la alegría de las familias, en cuyo seno radican los valores del bien y el respeto al derecho ajeno.
