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El circo del Centro Histórico

Oscar Esquivel | 11/02/2022 | 03:29

La naturaleza humana se considera así misma de dos modos muy singulares según algunos estudiosos del comportamiento del hombre estimándolo de dos modos, el primero alcanzar su fin mismo, para ser grande e incomparable con los demás, y la otra consideración es como te ve el común de la gente, donde no se da cuenta el individuo y será juzgado como abyecto y vil.

 

Blaise Pascal, hombre de ciencia, matemático, físico, filosofo, polémico siempre, convirtió su vida de los números en una peculiar filosofía; Como científico y posteriormente convertido en pensador de ideas, decía que el hombre “siempre niega aquello que no comprende”, en sus ensayos estaba determinado a demostrar “en la nada todavía existe realmente “algo”.

 

Es difícil de explicar una filosofía tan adelantada del siglo XVI, un pensamiento que establece la fusión de la ciencia y la religión, pero de igual manera, deja esclarecido las divergencias entre la especulación y el rigor experimental, la diferencia filosófica con otros que estudiaban a la razón como el resultado del conocimiento y sabiduría humana, Blaise agregaba que el conocimiento debería ser la conjunción entre la razón y el corazón, entendiendo esté como el principio ético de las cosas “culpo de nuestra decadencia moral, a nuestra aparente incapacidad para conocer la verdad”

 

UNA COSA LLEVA A LA OTRA

 

“No somos más que mentiras, duplicidad, contradicción, nos disfrazamos y nos engañamos ante nosotros mismos” Pascal.

¡Ups! los potosinos somos verdaderamente indescriptibles nos creernos dueños de la razón y para darnos cuenta que no de la verdad. Hemos establecido como regla que las cosas las hagan otros, el pequeño mundo donde nos desenvolvemos es estrictamente 

individual, el bien común es inalcanzable, desarrollamos métodos donde nuestra palabra sea la que valga, y no el sentido de colectividad, arrastramos por años problemas que es un yunque pesado, estorboso e intolerante.

 

Somos predecibles, adoptamos actitudes de donde, cuando, como y con quien debemos manejarnos de manera, digamos…diferente, y no hablamos de frente o le damos vuelta omitiendo nuestra responsabilidad. En esta sociedad vivimos, aportemos el grano de arena que nos corresponde.

 

Venimos arrastrando un centro ahora histórico, como si fuera un lastre, un mar de problemas en un área de la ciudad que es de todos, si escribiera en este espacio todas las organizaciones que existen, no contemplaría terminar, todas con objetivos similares, pero no para beneficio común, hace tiempo escribía sobre el tema del centro y ahora parece que no cambia nada, es más pareciera empeorar.

 

Con tanta organización que no organizan nada, todos quieren salir en la foto, ser protagónicos en lugar de actuantes reales, los comerciantes establecidos que se cree eje primordial, quieren calles limpias, seguras y sin ambulantes, pero cuando los llaman a dialogar, el “fuchi” los hace torcer la boca, otros se hacen los ofendidos porque no los convocan a las decisiones gubernamentales pero para variar, los pocos habitantes de la zona centro siempre sin voz, son los perjudicados solo se quedan mirando como disminuye su calidad de vida en ¡su! centro, entre tanto circo, maroma y teatro que hacen los representantes de las organizaciones. El histrionismo es lo suyo, todos quieren llamar la atención, en ocasiones rayando en lo exagerado, solicitan la “fuerza del Estado” para aplacar la furia de los avecindados paracaidistas, se han convertidos en artistas de las artes circenses, sin aplicarse realmente en resolver los problemas, como los notables, que desde antaño son aquellos que han mantenido la venia de los gobiernos por años para obtener voz y beneficios solo para ellos, otras agrupaciones que aportan ideas frescas y novedosas, lamentablemente se queda en el tintero, un gobierno municipal que apaga fuegos con manitas de gato, sin absorber los problemas de fondo, en mercados, calles, ambulantes, basura, la seguridad publica es el dolor de cabeza.

 

Para colmo, se presentó el proyecto integral de remodelación de la alameda Juan Sarabia, un proyecto que se ha esperado por años, se debería hacer partícipes a la ciudanía, expertos en urbanismo, colegio de arquitectos, sociedad civil, usuarios, no por mucho correr se llega primero, el individualismo ya no cabe. Un error que no debe dejarse pasar, es el del arquitecto que realizó el proyecto, cree que resolverá el tráfico de automóviles y movilidad de personas con puente colgantes, esto es anticuado y disfuncional, el solo hecho de dejar fuera del bienestar que puede ofrecer la obra a personas con discapacidad y adultos mayores, el mismo proyecto en parte, se desacredita por si mismo.

 

No es el ser negativo ni degradar toda propuesta gubernamental, pero existe el principio básico de la política que es la de pugnar siempre por el bien común, así se tengan que hacer varios ensayos, hasta llegar a un equilibrio.

 

El Centro Histórico tiene tantas páginas de historias que contar, que desafortunadamente sus nuevas letras a este libro que continua escribiéndose continua marcando acciones a contentillo de gobiernos y particulares, no para un bien común, se utiliza para pagar cuotas de grupos que se creen los herederos de su historia, de sus calles, de la gente, el centro no son los antros, no es la ropa, los bancos, las chucherías, es la esencia misma de los potosinos, en él se formó y construyó esta gran ciudad, el centro es de todos… ¡sí! de todos los potosinos, no de los usuarios de su área, que al fin la mayoría no viven ahí.

 

Si nadie tiene la última palabra, entonces hay que hacer política de la buena, no grillas, para destrabar problemas y acordar acciones, que de por resultado, el sentir orgullo común por nuestro centro potosino.