Miércoles 13 de Noviembre de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Algo se rompió en palacio

Jose Luis Solís Barragan | 11/02/2022 | 03:21

Andrés Manuel López Obrador es sin duda alguna un político inteligente, un hombre que supo entender el reclamo popular que por años se acumuló y que la clase política gobernante simplemente ignoró; es un hombre que entendió incluso la forma en cómo debía desarrollarse la comunicación efectiva con el llamado: “pueblo bueno”.

Esa astucia del tabasqueño, le permitió ocupar la Presidencia de México con un triunfo imposible de cuestionar, con un amplio margen de legitimidad y sobre todo con muchas esperanzas de millones de mexicanos, que vieron en él, la única de posibilidad de cambio de ruta, en un país que la desigualdad, la pobreza y la corrupción parecían haberse arraigado.

Si hacemos un pequeño ejercicio de memoria, recordaremos que, desde la campaña presidencial, Andrés Manuel logró monopolizar la agenda pública, el establecía el tema y los demás candidatos y fuerzas políticas participan en la comparsa discursiva, pero él nunca perdió el centro que lo catapultó a la presidencia de la República.

Una vez conquistado el triunfo electoral y ante el cierre de cortina del gobierno de Enrique Peña Nieto, que perdió toda legitimidad en muy poco tiempo, Andrés Manuel, comenzó su Gobierno mucho antes del primero de diciembre y en esta nueva etapa consolidó su capacidad de monopolizar la agenda política del país.

Durante tres años nadie puede negar que el Presidente fue el centro del debate, desde la mañera se delineaba el sentido y el tono de la discusión, todas las fuerzas políticas bailaban al ritmo que se trazaba desde Palacio Nacional, y los medios de comunicación poco podían cambiar la temática señalada.

Durante más de tres años, pocos son los momentos en que el Presidente no logró retener el ritmo del debate, algunos destellos se dieron con la liberación del hijo del chapo, renuncias en su gabinete como las de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público e IMSS y los diferentes acontecimientos alrededor de dos hermanos del mandatario; sin embargo, en todos estos casos, en poco tiempo el Presidente recuperaba el control y el ritmo de la agenda pública.

Sin embargo, desde hace más de diez días, pasó algo inédito en el Gobierno de la llamada Cuarta Transformación, se perdió por completo el monopolio de la agenda pública, fue imposible controlar el discurso político y en ese momento múltiples temas golpearon como un balde de agua fría a un Gobierno acostumbrado a ser el centro de atención del país.

Nadie niega que legitimidad gubernamental poco se verá mermada por los acontecimientos, sus niveles de aprobación no verán importantes variaciones, pero en Palacio Nacional no están cómodos, se sienten atacados y empiezan a actuar con desesperación, tantos días sin tranquilidad solo muestra la debilidad de un Gobierno que todos imaginábamos fuerte.

La pérdida discurso no es cosa menor, sobre todo en un Gobierno en que los resultados no son lo más relevante, ya que nos encontramos ante una administración que prefiere el manejo de “otros datos”, a afrontar la realidad que atraviesa el país; por ello perder el centro del discurso, lo coloca en una posición de vulnerabilidad en la que no se había sentido desde hace muchos años.

En este momento el Gobierno atraviesa una crisis política sin precedentes, es posible en pocos días recuperen el discurso y logren levantarse del golpe que les han asestado y la tolerancia social de la que había gozado, siga protegiéndolo; o puede ser que la desesperación los coloque una posición más incómoda a la que ya se encuentra y termine por abrir más frentes de los que pueda controlar.

En cualquier escenario, algo se rompió en Palacio Nacional y es muy difícil que puedan repararlo y para hacerlo necesitará reconstruir y consolidar el discurso que los hizo ganadores en el 2018, con la pequeña novedad de que MORENA cada vez se muestra más dividida, lo que complicará los escenarios del tablero político del Presidente; o puede ser la coyuntura que permita crecer a la oposición y los coloque en papeles competitivos para los próximos procesos electorales.