Una delegación de alto nivel encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno talibán, Amir Khan Muttaqi, partió este sábado hacia Teheran, por invitación del Gobierno iraní, para discutir temas bilaterales, informó el régimen fundamentalista afgano.
Se trata de “una delegación de alto nivel encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Mawlavi Amir Khan Muttaqi", que salió del país el sábado por invitación de los funcionarios del Gobierno de Irán, informó en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno talibán.
Las partes prepararon una agenda para esta visita que "incluye cuestiones económicas, políticas, de tránsito e inmigración”, detalló en Twitter el portavoz de la diplomacia afgana, Abdul Qahar Balkhi.
Al frente del Ministerio de Exteriores del Gobierno interino de los islamistas, Muttaqi ha buscado acercamiento con numerosas naciones islámicas y con la comunidad internacional en busca de apoyo financiero y el reconocimiento de los Estados.
Diferente al primer gobierno del régimen talibán, entre 1996 y 2001, desde su regreso al poder el pasado 15 de agosto, tras su victoria en la guerra, los fundamentalistas han hecho esfuerzos ingentes por conseguir la legitimación del resto del mundo.
Logras esto es clave para su nuevo gobierno, porque tras las sanciones internacionales y de Estados Unidos, el país se quedó sin acceso a las reservas internacionales, almacenadas en el extranjero, y perdió también los fondos de ayuda de los que depende gran parte del sistema primario del país.
Irán, que comparte una porosa frontera con su vecino afgano, es también el hogar de unos tres millones de refugiados afganos que han huido allí a lo largo de dos décadas de conflicto.
Una delegación iraní visitó Kabul a mediados de noviembre pasado, encabezada por el representante especial de Irán para Afganistán, Hassan Kazemi Qomi, con el objetivo de buscar formas de ayudar a los afganos.
El representante iraní re refirió a la salida de las tropas estadounidenses del suelo afgano, y la posterior caída del Gobierno que respaldaron los norteamericanos por dos décadas, como una victoria de libertad contra el invasor.
Aunque varios países, al igual que Irán han establecido relaciones prácticas con los fundamentalistas, ninguno ha expresado su reconocimiento al régimen de los fundamentalistas.
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