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Amor incondicional

Clara Villarreal | 03/01/2022 | 16:42

 
¡Feliz cumpleaños, Yago! 
 
Nunca imaginé todo lo que sería capaz de sentir con tu llegada a mi vida. Yago nació el 4 de enero de 2009 y llegó a mis brazos apenas 5 semanas más tarde, el 14 de febrero.  
 
A esa escasa edad era tan pequeño que no sabía cómo tratarlo, cómo hablarle o comunicarme con él. No tenía idea de cómo demostrarle mi cariño, porque tenía claro que esa también era mi responsabilidad. Darle de comer era toda una odisea, pero siempre corrí con una gran ventaja, mi papá, el M.V.Z. Dr. Abraham Villarreal, con lo cual era como tener la clínica veterinaria en casa.  
 
Siendo de la raza pomeranio su cuerpo es tan pequeño y con pocos centímetros de estatura. Este diminuto ser me ha enseñado el amor incondicional, pero también me ha enseñado a compartir mi cama, porque su cuerpo tan miniatura es suficiente para hacerme despertar en la orilla de la cama.  
 
Aprendí a levantarme en las madrugadas para atender una serie de crisis respiratorias, aprendí a sostener el alma en un hilo las veces que ha estado en el hospital, aprendí también a sentirme en casa, al llegar y que él brincara de emoción al verme. Mi casa, aunque vacía en apariencia, se llena con su peculiar ladrido y su movimiento de cola, un verdadero método de comunicación que con el tiempo aprendí a reconocer.  
 
No se puede comparar el amor que se le tiene a una mascota como el que se le tiene a un ser humano, pero en mi caso, estas sensaciones él ha sido quien las ha despertado: ternura, preocupación, frustración, alivio, gozo… todo ha nacido gracias a él, sin duda, me ha hecho una persona más sensible ante la vida.  
 
Hoy Yago cumple 13 años, se supone que es un perro geriatra, pero tiene tanta pila como sin aun fuera un cachorro.  
 
Estoy convencida de que los animales sanan muchos aspectos de nuestra vida, quizá algunos que ni siquiera notemos, pero hay estudios que demuestran que tener una mascota evita la depresión, la ansiedad y hasta los males cardiacos. Realmente no sé de qué tanto Yago me ha salvado, pero sé que en todas siempre ha estado presente sumando risas, alegría, y neutralizando los llantos, la depresión, la ansiedad y la angustia, entre tantas más.  
 
En mi vida, Yago ha sido como el ejercicio: “Qué tan lleno está el jarrón”. Existe un jarrón de vidrio y lo llenan con pelotas de golf y parece que este está completo, luego le ponen semillas y se cubren algunos huecos, finalmente lo vuelven a llenar, esta vez con arena, y ahora es cuando los huecos en verdad quedan repletos, pero sin saberlo, el jarrón aún no queda lleno, falta echarle agua. El jarrón es la vida que vamos llenando de actividades, personas, experiencias. Las mascotas son el agua, son ese algo que completan todos los huecos que, sin importar la situación, siempre están ahí para llenar con su mirada repleta de luz nuestra vida.  
 
Recordemos que formamos parte del mismo sistema y todos estamos al servicio de todos. Del Uno.  
 
A ti, mi pequeño ser de luz, siempre honraré tu vida, como tú honras la mía.  ¡Muchas felicidades, Yago!  
 
 
Twitter: @claravillarreal                                                                                                                           
 
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