Milenio | 12/12/2021 | 13:04
Vicente Fernández no solo conquistó al público con su música, también lo hizo a través del cine con historias que estuvieron inspiradas incluso en sus letras; desde inicios de los 70, se convirtió en protagonista de más de 30 películas en las que compartió con grandes estrellas del cine nacional, la mayoría bajo la dirección de Rafael Villaseñor Kuri.
El debut del gran cantante mexicano , conquisto la pantalla grande a principio de los años setenta, pero quizá una de sus actuaciones más recordadas por el público fue en El arracadas (1978), cinta dirigida por Alberto Mariscal en la que Alejandro Fernández interpretó el mismo personaje que su padre, Mariano Landeros, pero en su etapa de niño; en esta historia de venganza el protagonista se enfrenta a Santos, un rol a cargo de Mario Almada.
El paso de Vicente Fernández por el cine fue más breve que su estadía sobre los escenarios, apenas de dos décadas, desde inicios de los setenta hasta inicios de los noventa, pero fueron más que suficientes para colocarse como una de las figuras preferidas del público, digno heredero de aquella imagen de macho mexicano que construyeron otras figuras como Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz y Antonio Aguilar.
En aquel tiempo, la industria del cine nacional gozaba de la buena racha derivada de la época de oro, con un promedio de entre 60 y 100 películas filmadas por año, de acuerdo a datos de IMCINE. Así que, fue el momento ideal para que el actor y cantante debutara también productor de sus historias, la primera de ellas fue El hijo del pueblo en 1974, le siguieron otras como La ley del monte, Por tu maldito amor y Mi querido viejo.
Si bien, Vicente no fue el mejor actor, sí lo caracterizó el rigor y el compromiso de ponerse a la altura de otras figuras del cine con las que compartió pantalla, una de las más recurrentes fue Blanca Guerra, con quien filmó El sinvergüenza y su respectiva secuela Sinvergüenza pero honrado; también actuaron juntos en Juan Charrasqueado y Gabino Barreda, Como México no hay dos, El coyote y la bronca y Una pura y dos con sal.