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Cero en conducta

Oscar Esquivel | 09/12/2021 | 19:12

“Si un gobernante no rectifica su propia conducta ¿Cómo puede rectificar la conducta de otros?” Confucio.

 

500 años atrás, antes del nacimiento de Cristo, el pensador chino Confucio, ya tenía claridad plena de lo que debía de ser un buen ciudadano y un buen gobernante. Primero exaltado las virtudes humanas, como la benevolencia, puntualizando primeramente el amor al prójimo, como también las virtudes de mayor importancia en una persona que es hacer el bien, expresa el pensador de igual forma la conducta que debe seguir un gobernante, como aplicar la ley haciendo justicia, respetando las jerarquías y ayudando a quien menos tienen.

 

Las consideraciones de Confucio continúan siendo tan actuales después de casi 2500 años, cuando muestra las condiciones del cómo se debe regir un gobernante y su gobierno. Un hombre o mujer que aspire a gobernar, es imperativo cumplir varias cosas entre las que destacan, el cultivo a la conducta personal, desde su formación de niño, hasta la adultez, la forma de comportarse como jerarca es el reflejo de su conduta pasada y presente; En estos tiempos tan oscuros para la política mundial, donde los personajes de estado han olvidado honrar a los hombres de valía social, tal vez por ignorancia o solo porque su estatura política se ve achicada frente aquellos que destacan como ciudadanos de ejemplo, por ello el desdén a quienes si saben de temas relevantes ; En campaña cualquiera promete, pero al gobernar olvidan sus afectos y sus promesas, cumplir es una virtud que pocos políticos tienen.

 

Una muy destacada virtud que adolecen los servidores públicos, es el no tener respeto por el trabajo de sus colaboradores, los minimizan, los humillan y sin embargo muchos de ellos le tienen lealtad ciega, al grado de sacrificarse por alguien que posiblemente ya los olvido y en el mayor de los casos los traiciono, inexplicablemente la lealtad ciega es en ocasiones prestarse, a la corrupción y malos manejos de las arcas del gobierno, aún sea anteponiendo la moral y el prestigio ganado como persona; colaboradores del sexenio pasado están en el patíbulo de los acusados por corrupción, por tenerle fe ciega al exgobernador Carreras quien el yace en algún lugar del extranjero plácidamente.

 

La falta de empatía social desvanece cualquier acto de gobierno, deja sin efecto las simpatías, para convertirse en desprecio y desprestigio personal de un gobernante, cuando no se es empático la suerte simplemente se acaba.

 

Llegó diciembre y el gobernador Gallardo dijo que en este mes, se daría a conocer, los malos manejos de servidores públicos que incurrieron en alguna falta administrativa, esta bien, pero hay que recordar que nada, ni nadie, mueve un peso sin que el gobernador no estuviese enterado; el gris Oxford del sexenio carrerista, se manifestó cundo durante los seis años dejo de prestar atención al cultivo de buena conducta, perdió el respeto moral y por la ley, debería agradecer la valía de muchos colaboradores, a pesar del desinterés por su equipo, con dos excepciones que ostentan cargos de elección popular, le siguen siendo fiel y no engañado.

 

Al “ex” le hubiéramos regalado algún ejemplar de la filosofía confucionista, para que entendiera que para ser ético se requería más que buenas formas y tratos, ahora solo espera el juicio de la historia, aunque preferiríamos el juicio del hombre.

 

Hay añoranza por el poder, algunos ni asoman la cabeza, ni para ir al supermercado, se acobardan hasta para saludar o de plano bajan la cabeza en señal de vergüenza, culpables o no del fiasco, es triste velos por ahí como animal que pierde ante el cazador y no le queda de otra que alzar la mirada y pensar “yo no fui”

 

UNA COSA LLEVA A LA OTRA

 

Si la historia y el tiempo nos lo permite estaremos ante una nueva realidad, incomoda y lamentablemente heredada, no para la violencia, todos los días nos aturde, nos enmudece, gira a nuestro alrededor la incertidumbre y el miedo, de ver como en nuestras comunidades, municipios, ciudades del estado se llenan de perturbación, una violencia pornográfica, nadie escapa a no verla, a sentirla, un desasosiego invade a la sociedad potosina.

 

En ocasiones nos ponemos a reflexionar cuales fueron los motivos que hizo llegar a este momento, sería la indiferencia gubernamental del pasado, o es una descomposición social generalizada en el país.

 

El semáforo delictivo se presenta en rojo en casi todas las modalidades de la criminalidad, los crímenes de mayor impacto han permanecido en rojo durante 7

meses, donde hay un incremento considerable, es en el robo de vehículos con 8%, robo casa habitación y negocios el incremento a sido brutal del 25%, la violencia familiar igualmente en aumentó un 18% la prevención ha fallado.

 

Algo o alguien fallo, no hizo su trabajo y hoy se paga las consecuencias.

 

La violencia acompaña al hombre desde sus inicios como especie humana, hoy la vivimos con intensidad en todo el mundo y de todo orden, la descomposición social, el consumismo desenfrenado, la envidia del éxito de unos y la pobreza son hechos que permiten el incremento de la brutalidad.

 

El desapego de padres en la infancia de los hijos también son un detonante para un futuro ser violentador.

 

No hagamos de la violencia un derecho a ejercer, es mejor ejercer el razonamiento para eliminar y sanar todo aquello que perturba la buena convivencia, si se quiere se puede.

 

Nos saludamos pronto.

 

OSCAR ESQUIVEL