Los fantasmas del pasado

Los fantasmas del pasado nos alcanzan y las vendettas personales del poder le dan vida al desquite. El autoritarismo aparece llevándonos al caos en la lucha por el poder post Revolución Mexicana. 

Aquellos años de siglo XIX y del pasado, cuando las elecciones dependían de la organización del gobierno y, las imposiciones se daban a voluntad de quienes gobernaban, parecerían que no volverían a nuestros días.

Tampoco los fraudes del sistema que misteriosamente se cae y en la mañana siguiente, aparecía un milagroso ganador, aclamándolo los diferentes sectores de la sociedad mexicana, sabiendo la voz populi, que el fraude Nacional, se había consumado.

Lo que ahora vivimos, nos deja como lección, las luchas en defensa de nuestras libertades tendrían que ser permanente defensa de ellas y, frente a cualquier poder público. Nos damos cuenta como todo lo que va contra el sistema, va siendo más claro en cuanto a la represión y centralismo. Cada día nos empujan más a parecernos más a quienes no queremos, pero que por ese camino vamos.

Aquellos años en los que la sangre corría, literalmente por las calles, especialmente en nuestro Estado, 1958-1963 la resistencia civil era la única arma contra las imposiciones tanto en el Estado como desde el Centro de la Republica.

Mucha violencia política se sufrió cuando el árbitro de las elecciones eran los electos y las organizaba la autoridad. En San Luis Potosí se sentaron las bases para una democracia ciudadana, un árbitro imparcial y, a partir de ahí, nuestras elecciones fueron pacificándose.

Así es que, el arribo de la democracia o, más bien, el republicanismo, significó la presencia del derecho inalienable del ser humano a pensar de formas distintas, variadas y plurales. El derecho de pensar y externar el pensamiento, aún cuando se difiera, nos da la condición respetable de ser distintos.

Las diferentes corrientes ideológicas, apasionan a los políticos y, con ello tratan de polarizar a la sociedad en su beneficio. La garantía de tener elecciones libres tiene que ser y, seguir vigente. De ahí la importancia de la existencia del Instituto Nacional Electoral.

La confrontación, innecesaria, que Poder Ejecutivo ha enderezado en contra del INE, solo se explica, por mantener el poder y el dinero público, adueñándose del destino, una vez más, de nosotros los mexicanos. 

Como el INE, muchas instituciones autónomas, siguen la misma suerte cuando no están al servicio del poder, el estrangulamiento presupuestal y el acotamiento de sus actividades.

Ciertamente el crecimiento de la población, la tecnología, el dinamismo de la sociedad obliga a ir adecuándonos a esos cambios rápidos y acentuados, pero de ahí, a querer lastimar las conquistas de la ciudadanía, hay ene o diferencia.

Recordemos como inicio este sexenio: suspendiendo el NAICM, miles de millones perdidos del trabajo de los mexicanos, se fueron a la basura solo por decir que había corrupción, no demostrada por cierto pero, y si la hubiese, no lo dudaría, habría que combatirla y no autoritariamente, disfrazada con una encuesta inservible para la ciudadanía y muy adecuada para el poder, Bechara a perder la riqueza de los mexicanos.

No es el camino para transformar a Mexico, la venganza disfrazada.

@jaimechalita