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La impunidad de una paternidad irresponsable

Oscar Esquivel | 28/10/2021 | 19:48

No importa con quien prometimos estar en pareja, el gusto por la persona hace que poco a poco nazca el amor, sentir como se desenvuelve con el correr del tiempo, las metas que se trazan, los anhelos que se convierten sueños con realidad, en ocasiones se cumplen y otras no, para algunos son pequeños alcances que fortifican la unión de pareja, desafortunadamente para otros son los pequeños o grandes fracasos de aquellos sueños no cumplidos, que los convierten en detonantes para el desvanecimiento de las relaciones de pareja. 
 
Entre tanto alcance y tropiezo, se planean la llegada de los hijos, durante el embarazo se procura el cuidado de la madre para que el producto que se vaya formando en su vientre, tenga las mayores probabilidades de nacer sano, seguramente será un niño bien cuidado desde sus primeros días, hasta su crecimiento.
 
Algunos pequeños no tendrán la suerte de tener padre o madre o ninguno de los dos por el infortunio de muchas circunstancias, lo más triste son aquellos rechazados desde su nacimiento, enviados a vivir en un orfanato que suple las veces de hogar, otros fueron saliendo de la familia que los procreo para deambular por las calles a formar parte del ejército de niños del asfalto. Es incómodo reconocerlo, pero son seres que nacieron sin nada y nada tendrán de seguir por esa vida, con excepciones muy contadas. 
 
Muchos textos y libros completos, hablan y hablan sobre el abandono infantil, el apoyo de la iniciativa privada, las dependencias gubernamentales avocadas a la protección de la familia, de poco ayudan a mujeres y niños violentados, instituciones que no se dan abasto para atenderlos como se requiere, sobre todos, existe una indiferencia social ante tales circunstancias, los niños siempre están en la primer alinea del desdén criminal. 
 
UNA COSA LLEVA A LA OTRA 
El mundo con todos sus avances tecnológicos, la robótica, viajes al espacio, la interacción entre países para hacer leyes justas, las ayudas de los ricos a los pobres aun cuando es raquítica y pichicata se lleva a cabo, entonces que sucede cuando en todos estos procesos de modernidad, quedan en el limbo temas como el abandono de familias enteras a manos de padres inmorales, sin escrúpulos, cuando dejan a la pareja en total indefensión, a los seres que supuestamente amaron.  
La soberbia y el narcisismo de estos sujetos hacen que la mujer deje de laborar, desmantelando toda posibilidad de crecimiento económico que pudiera apórtales a sus hijos bienestar; el daño psicológico que ejercen sobre sus familias es brutal.
 
Acostumbrados al ejercicio del poder dentro de sus casas, mantienen el control de terror de tal forma, que su hijos y pareja dejan de percibir el sustento diario, la violencia económica, psicología y física, se acrecienta cundo el sujeto esta a punto de dejar el hogar, es la justificación perfecta para buscar otras víctimas, si no es que ya las tiene.
 
Viene el divorcio, por supuesto que el señor del “abandono” los protege, contratan según ellos a los abogados más prestigiosos que saben de las marrullerías del derecho familiar, la mujer mientras tanto en un proceso largo y tedioso se queda desamparadas.  
 
Los entes judiciales son en su mayoría hombres, algunos con negros historiales de hostigamiento, corrupción y misóginos, con sus excepciones, también hay juezas mujeres que tal parece estar del lado del victimario y no de la víctima, amigas del abogado del nombre rimbombante, le otorgan todas las ventajas a su cliente; Si el sujeto en cuestión tiene un salario de 10 mil pesos le correspondería un aparte generosa a su ex familia, evento que no sucede, las sentencias son escuetas, leoninas, done normalmente le ventaja la tiene le violentador.
 
Nuestro estado, como todo un conservador de tradiciones, los retrasos de sentencias son por demás agotadoras, no existe una sentencia juzgada donde la ley se cumpla a cabalidad, es un regateo de lo que debería ser en prontitud y expedita de la ley, mientras tanto, los niños y mujeres mueren de hambre. 
 
La postura del juzgador es sin lugar a dudas un enigma, no se conoce a ciencia cierta los criterios para “absolver” de culpa al padre para beneficiar a los hijos, la falta de claridad provoca encuentros violentos, tortuosos y cansados, casi todos los divorcios por manutención carecen de claridad y precisión jurídica; Los niños quienes son los más perjudicados, sufren las consecuencias del abandono a que son sometidos.
 
Pudiéramos escribir miles de casos, cientos de sentencias de los juzgadores con criterios obtuso y fuera de toda lógica, pero mientras las leyes secundarias se no cumplan, estaremos viviendo dramas familiares ocasionado por la indolencia de los jueces y la falta de amor por los hijos que tienen los padres.
 
La no manutención de los hijos debe castigarse con cárcel, es el clamor general, algunos dirán que si el individuo está encerrado ¿cómo mantendrá sus hijos? Bueno, si el individuo no aportaba nada, ahora podría trabajar en los programas de trabajo dentro de un penal, 50 pesos es mejor que nada. 
 
Es urgente el establecer un padrón de padres moroso con nombre y apellido, que se difunda ampliamente, no se sabe dónde “saltará la liebre”, para que la sociedad este enterada de los desvaríos irresponsables de estos sujetos impresentables, además de inscribirlos en el buró de crédito, boletinarlos en la secretaria del trabajo y en el IMMS para conocer donde trabajan y retirarles la parte proporcional de su salario que corresponde a su hijos, desafortunadamente son sujetos expertos del escabullirse. 
 
Es urgente tipificar como delito grave la no manutención de los hijos y ex cónyuge.
 
La única manera de someter a estos insensatos, es aplicar la ley con todo rigor, su crimen es equiparable a un asesinato, solo que más lento y dolorosos.
 
Nos saludamos pronto   
 
OSCAR ESQUIVEL