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Talibanes esperan mantener buena sintonía con el nuevo enviado de EU

El Heraldo de México | 19/10/2021 | 11:31

El Gobierno interino de los talibanes anunció este martes que espera mantener la buena sintonía con el nuevo enviado especial de EE.UU., Thomas West, hasta ahora número dos de su predecesor, Zalmay Khalilzad, que abandona el puesto.
 
"Somos optimistas acerca de seguir adelante con el nuevo representante Tom West. La plena implementación del acuerdo de Doha normalizará las relaciones entre ambos gobiernos", afirmó en Twitter el portavoz del Ministerio de Exteriores afgano, Qahar Balkhi.
 
El artífice de ese acuerdo de Doha fue Khalilzad, que formalizó el documento con los talibanes en febrero de 2020, poniendo así fecha a la retirada final de las tropas estadounidenses de Afganistán después de veinte años de conflicto.
 
Como indicó Balkhi, bajo el "liderazgo" de Khalilzad "durante dos administraciones estadounidenses", los talibanes asistieron a "un buen progreso en las negociaciones", que culminaron con la salida definitiva de EE.UU. poco antes de la medianoche del 31 de agosto.
 
El veterano diplomático Khalilzad -del que se anunció ayer su marcha- ocupó el puesto de enviado especial para Afganistán durante los mandatos de los presidentes Donald Trump (2017-2021) y de Joe Biden, que llegó a la Casa Blanca en enero pasado.
 
"Zal", diminutivo que usan sus amigos, es un musulmán nacido en 1951 en la ciudad afgana de Mazar-e-Sarif y está considerado como un gran intelectual con olfato político. En septiembre de 2018 Trump lo nombró enviado especial para Afganistán.
 
Además, conocía bien al expresidente afgano Ashraf Ghani, quien abandonó Afganistán poco antes de que los talibanes tomaran Kabul a mediados de agosto, tras haber coincidido de niños en un intercambio cultural en EE.UU. y estudiar luego juntos en Beirut.
 
UN FINAL CAOTICO
 
Se esperaba que Khalilzad dejara el cargo de enviado especial en mayo pasado, pero aceptó aplazar su marcha para más adelante. Ese aplazamiento coincidió con una ofensiva relámpago de los talibanes que les llevó a tomar en la primera mitad de agosto 33 de las 34 capitales provinciales afganas, con el broche el día 15 con Kabul.
 
Esa derrota inesperada del Gobierno de Ghani sin ofrecer apenas resistencia desencadenó el pánico entre la población, que se lanzó al aeropuerto internacional de Kabul para tratar de abandonar el país en cualquier vuelo, dejando imágenes de caos como una pista abarrotada o la de varios individuos cayendo al vacío desde aviones.
 
La situación de caos continuó en el exterior del aeropuerto durante dos semanas, con miles de personas intentando acceder a los vuelos de evacuación de la comunidad internacional, una misión casi imposible para una mayoría que trataba de atravesar una de las pocas puertas habilitadas entre empujones, caídas y estampidas.
 
El 26 de agosto, cuatro días antes del fin de las evacuaciones, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) culminó de manera fatídica el proceso con un atentado suicida en el exterior del aeropuerto, causando al menos 170 muertos.
 
Entre la población afgana opuesta a los talibanes, las críticas hacia el antiguo enviado especial son numerosas, acusándolo de haber "vendido" el país a los talibanes, y como lo definía hoy el académico Obaidullah Baheer: "Khalilzad, el afgano-estadounidense que no hizo nada bueno para ninguno de los dos países".