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internacionales

Es más probable morir alcanzado por un rayo, que sufrir trombosis por vacunarse

Muy Interesante | 20/09/2021 | 12:52

A principios de marzo, 16 países de Europa detuvieron la aplicación de la vacuna contra COVID-19 de AstraZeneca. El motivo fue la sospecha de algunos casos de trombosis como un efecto secundario de la vacuna.

 

El escenario se repitió un mes después en Estados Unidos, esta vez con la vacuna de Johnson & Johnson. La cobertura mediática sumó a un contexto infundado de desconfianza hacia estas vacunas, y tanto la Agencia Europea del Medicamento (EMA), como la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) iniciaron investigaciones profundas al respecto.

 

Después de un análisis exhaustivo, la conclusión tanto de la EMA como de la FDA fue la misma: los beneficios de recibir estas vacunas son mucho mayores que sus riesgos, porque la aparición de estos efectos secundarios es extremadamente rara.

 

Después de conocer el veredicto, tanto EEUU como Europa reiniciaron la vacunación con las inoculaciones de AstraZeneca y Johnson & Johnson.

 

Además, los países de la Unión Europea tomaron medidas independientes con el fin de reducir al mínimo la posibilidad de este efecto secundario, la mayoría destinando únicamente la vacuna de AstraZeneca para adultos mayores, un grupo etario en el que la probabilidad de la aparición de coágulos tras vacunarse es casi nula.

 

Sin embargo, la noticia de estos efectos secundarios y su tratamiento en medios de comunicación provocó una ola de desconfianza hacia las vacunas contra COVID-19, con especial suspicacia en los desarrollos de Janssen y AstraZeneca.

 

Una cuestión de probabilidades

Según los datos más recientes del National Safety Council de los Estados Unidos, la probabilidad de morir alcanzado por un rayo es de uno entre 138,849; mientras que las probabilidades de sufrir una trombosis como efecto secundario por vacunarse contra COVID-19 en Europa, donde se han presentado más casos, son de uno entre 484 mil, casi cuatro veces menores, según cifras de la OMS.

 

Los beneficios de vacunarse (a pesar del ínfimo riesgo de sufrir un efecto secundario grave) son aún más visibles poniendo en contexto la letalidad de COVID-19, es decir, el porcentaje de muertes en relación al total de casos confirmados:

 

En el caso de México que ostenta el primer lugar de la lista, la letalidad del virus es de 9.2 %, lo que significa que de cada 100 personas que resultan positivas a COVID-19, 9.2 tienen un desenlace fatal, una probabilidad miles de veces mayor que presentar una trombosis tras recibir alguna vacuna.

 

La situación es similar para todos los países del mundo y arroja una verdad estadísticamente probada e incontestable: por más baja que sea la tasa de letalidad del virus, las posibilidades de morir a causa de COVID-19 son exponencialmente más altas que las de sufrir algún efecto secundario grave por vacunarse.

 

Aún más: considerando que todas las vacunas tienen una eficacia superior al 99 % para evitar COVID-19 grave que requiere hospitalización y muerte, no cabe duda que recibir una vacuna siempre será mejor opción que enfrentar una hipotética infección de COVID-19 sin ella.