El presidente ruso, Vladímir Putin, viajó a Siberia con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, que ha propuesto un programa de urbanización de la región que incluye el traslado de la capital de la parte europea a la asiática del país, informó hoy el Kremlin.
"Este es un trabajo gigantesco, titánico", señaló Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, en su rueda de prensa telefónica diaria.
En los últimos años Putin y Shoigú han viajado juntos en varias ocasiones a descansar a Siberia, aunque esta visita se produce después de que el ministro presentara recientemente su plan de desarrollo de la región, que tuvo una gran resonancia en la prensa local.
Peskov comentó que ambos habrán tenido la oportunidad estos días de abordar ese asunto "a nivel conceptual" durante su estancia en Siberia.
El traslado de la capital al corazón de Siberia es algo de lo que se ha hablado en el pasado, incluso en tiempos soviéticos, entre otras cosas, por motivos de seguridad.
Entre los candidatos figuraban la siberiana Novosibirsk, ciudad de más de un millón de habitantes, o la capital de los Urales, Yekaterimburgo.
Shoigú, oriundo de región siberiana de Tuvá, planteó a principios de agosto que Rusia necesita construir nuevos centros económicos e industriales en el territorio más rico de este país, pero que no ha dejado de perder población desde la caída de la Unión Soviética debido al cierre de numerosas industrias y corporaciones estatales.
Esos nuevos centros urbanos deben atraer a rusos que viven en la parte europea del país, en las antiguas repúblicas soviéticas y en otros países colindantes.
"No se trata solo de construir nuevas poblaciones en la taiga", precisó Shoigú el lunes en el diario RBK.
La base para esas nuevas ciudades serían los ingentes recursos naturales de la zona, como es el caso del cobre, el carbón y otros metales raros "con el fin de producir artículos con alto valor añadido", explicó.
Mencionó la zona que separa Krasnoyarsk, capital de la región homónima, y Bratsk, que se encuentra en la región de Irkutsk, bañada por el lago Baikal.
En su opinión, la inversión necesaria para este proyecto será "asumible" y, a cambio, permitirá crear cientos de miles de puestos de trabajo.
Uno de los factores que aducen aquellos que apoyan este proyecto es el derretimiento del permafrost, capa de suelo congelado en las regiones polares, lo que provoca el hundimiento del suelo y la destrucción de las viviendas e infraestructuras.
Shoigú, considerado uno de los más estrechos colaboradores de Putin, explicó que su plan ya se barajó antes de la caída de la URSS en 1991, pero fue abandonado poco después.
"Hemos hablamos muchas veces de esto. Shoigú es un activo partidario, incluso diría que la locomotora del proyecto", señaló Putin a mediados de agosto.
En una reunión con el partido del Kremlin, Rusia Unida, Putin encargó al Gobierno que prepare las correspondientes propuestas al respecto.