Creo que el título de esta columna queda perfectamente con lo que acabamos de ver con el PRI en San Luis Potosí. Esta frase tan popular se usa, cuando alguien se da cuenta de que una persona no hace nada sin esperar algo a cambio. Resulta que el descolorido dirigente estatal del tricolor, Elías Pesina Rodríguez, a nombre de su partido ya aventó la toalla y formalizó el desistimiento ante el Tribunal Estatal Electoral mediante el cual retira la impugnación de la elección de gobernador.
No se necesita ser pitonisa o poseer poderes sobrehumanos para darnos cuenta que ya hubo arreglos bajo la mesa. El PRI jamás da un paso sin huarache y la lista de opciones a negociar es amplia y muy evidente. La actual administración estatal dejará un enorme cochinero, que de donde le busquen saldrá pus, básicamente en los Servicios de Salud, la Secretaria de Educación y la Oficialía Mayor. Elias Pesina es un lacayo e incondicional de Carreras, además de cuidarle las espaldas, también está cuidando la suya.
En el PAN por lo visto, andan que no los calienta ni el sol y de seguro van a tomar esto como una gran traición de su ocasional “aliado”. Cuando el PRI ha dejado el poder y se convierte en una dócil oposición, es sumamente hábil y perverso para sacarle provecho a su derrumbe. No dudo ni tantito, que próximamente estos actos se repliquen en lo federal y empiecen a negociar con López Obrador y Morena, la agenda de la cuarta transformación en el congreso federal.
UN ACTO DE CORRUPCIÓN TE LLEVA A OTRO.
La corrupción es un terrible mal que tiene cientos de tentáculos. Recordemos que, en la pasada legislatura, diputados como Mariano Niño, Josefina Salazar y Jorge Díaz, presentaban facturas de una razón social llamada “Comercializadora Ismalog” para justificar que daban ayudas a gente de escasos recursos. Todo era una grave simulación y en la dirección de Quintas Gaviotas, Circuito Canarios número 106 en Quintas de la Hacienda, se encuentra una vivienda donde su propietario sumamente enojado y sorprendido, señala que ahí no existe ninguna empresa.
El problema no acabó ahí, esta fantasmagórica empresa facturó 2 millones de pesos al Hospital Central “Ignacio Morones Prieto” de medicamento contra el cáncer de mama. El producto adquirido fue Herceptim (Trastuzumab), que Laboratorios Roché denunció ante la COFEPRIS como falsificado. ¿Si le seguimos jalando la hebra a esta gran madeja de corrupción, de qué más no estaremos enterando?
