Sábado 23 de Noviembre de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Ir hacia adelante no siempre es señal de progreso

Clara Villarreal | 09/08/2021 | 15:15

Recientemente fui a la Ciudad de Me?xico por cuestiones de trabajo. En uno de los di?as ma?s ajetreados, debi?a hacer un nuevo espacio para asistir a una junta en un lugar que, segu?n la direccio?n que me habi?an enviado, quedaba a 25 minutos de donde me en- contraba. Asi? que me apure? para poder llegar y regresar a tiempo a mi otra reunio?n. Pedi? un Uber y le comparti? los datos del destino al que debi?a llegar.
 
Iniciamos el traslado con el panorama habitual de la ciudad: calles, comercios, vehi?cu- los, transporte masivo. Despue?s de 15 minutos, el escenario no se vei?a tan agradable: habi?a graffiti en las paredes, comercios abandonados, jo?venes sin quehacer mirando desde las esquinas.
 
Aunque me senti? un poco nerviosa, no le di importancia... porque la Ciudad de Me?xico es tan grande y tan diversa que a veces los lugares o las oficinas ma?s exclusivas esta?n al lado de un colonia popular.
 
Otros 10 minutos ma?s tarde el ambiente empeoro?: las calles estaban muy angostas y el pavimento habi?a desaparecido, ahora era de terraceri?a. No podi?amos avanzar de lo inclinadas que estaban las calles y cada dos cuadras habi?a algu?n mercado rodante con cierres viales.
 
Dentro de mi? deci?a... seguro ya casi llegamos, seguro pasando el cerro veremos nue- vamente la ciudad llena de edificios, ya pronto se compondra?, pero realmente solo nos adentra?bamos ma?s y ma?s.
 
Habi?a gente caminando en plena calle, los perros sueltos como duen?os de su propio territorio, una casa encima de otra y encima de otra ma?s. Blocks, parches de cemento y techos de la?mina.
 
Yo me senti?a francamente inco?moda y, adema?s, era evidente que estaba en el lugar equivocado, pero no queri?a detenerme... celosa de mi tiempo, pensaba que si segui?a avanzando eventualmente iba a llegar.
 
Con 45 minutos de camino tortuoso por un lugar a todas luces erro?neo, el conductor comento?: en dos calles ma?s llegamos a su destino. Viendo lo que sucedi?a alrededor respondi?: “Voy a un gran edificio de cristal y es evidente que aqui? no es, meta reversa y va?monos”.
 
Respire?. Respire? como Fernando, mi psicoanalista, me ensen?o? para hacerme con- sciente del aqui? y el ahora. Respire? profundamente, para estar consciente de mi ser. Respire? para exhalar el nerviosismo, el miedo y la negatividad e inhalar, seguridad, paz y decisio?n. Me hice consciente que soy un ser humano mas, tan comu?n como lo que
 
me rodeaba, compartiendo el mismo espacio, el mismo aire, pero mi consciencia le dio a mi pensamiento esa paz.
 
En la cotidianidad justo esto que sucedio? se vive de igual manera en las relaciones de largo plazo. Ya sean de amistad, de pareja, laborales o comerciales, cuesta mucho re- conocer que en algu?n momento dimos una vuelta por donde no era y que la relacio?n ha dejado de funcionar o que, incluso, quiza? se haya vuelto to?xica. Y por ma?s que nos aferremos porque valoramos el tiempo invertido o la promesa de que “todo va a cam- biar”, la verdad es que si el camino no es, no vamos a llegar a donde realmente que- remos. Hagamos lo que hagamos.
 
Estamos tan aferrados a la idea de progresar que no evaluamos si efectivamente es- tamos avanzando de manera consciente o de manera social.
 
No pasa nada si nos detenemos. No pasa nada si metemos reversa. No quiere decir que nos equivocamos de camino... no hay caminos buenos o malos, solo hay caminos y nuestro deseo de llegar a un destino. No hay decisiones buenas o malas, solo hay decisiones y nuestras ganas de una vida de cierta manera.
 
En la vida hay que aprender a meter reversa, sin culpas, sin miedos, y sintie?ndonos en paz. Solo basta con hacernos conscientes.
 
Por cierto, a los 25 minutos de camino habi?amos pasado por un lado del edificio de cristal al que me dirigi?a. Todo lo dema?s fue una aventura de aprendizaje. Observar tambie?n es hacernos conscientes.
 
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